Bastaron 29 segundos para que las hermanas Marizele y Marisa deslumbraran con su interpretación de una canción religiosa, reversionada al ritmo del beatboxing, con baile incluido. La presentación fue en vivo en Brasil, en el canal católico TV Pai Eterno, pero dio la vuelta al mundo.
Marizele tiene 44 años, y hace 17 se dedica a la religión, una vocación que sintió toda su vida, pero se decidió a entrar al convento luego de que su madre se curara de cáncer. La música la acompañó toda su infancia, y brilló cuando tomó el micrófono en en el programa Familia del Amor.
La carismática dupla asistió al set televisivo para promocionar un retiro vocacional femenino en Goiana. La acompañaba la hermana Marisa, de de 41, con 14 años de vida religiosa. Fue el complemento perfecto, ya que ella es una gran apasionada por la danza.

Cuando Marizele empezó a cantar las primeras estrofas de la canción “Vocação de amar e servir”, se levantó de la silla y sorprendió con una incorporación de beatbox. En ese instante, la fe y la música urbana se amalgamaron.
Al mismo tiempo, Marisa tambié se puso de pie y adaptó sus pasos de baile para la ocasión, seguida por el diácono Giovane Bastos, el sacerdote que estaba a su lado. Con una sonrisa que parecía atravesar la pantalla, ambas dijeron: «La alegría es una forma poderosa de predicar el Evangelio«.
La hermana Irma Marizele, una monja cantante y veterinaria
«Sentí el llamado de Dios a celebrar la redención a través de la música y la evangelización. A los 19 años me invitaron a cantar el salmo en una misa que decía: ‘Oh, Señor, cantaré tu amor por siempre’, y.no paré», contó la hermana Marizele a los medios locales.

También reveló que se graduó de veterinaria antes de entrar al convento. Es nieta de un luthier de guitarras, y él fue quien le inculcó el amor por la música. «Mi abuelo fabricaba guitarras, mis tías cantaban en la radio y mis hermanas y yo siempre estábamos cantando en casa; nos encantaba ir a karaokes y cantar», indicó.
Cuando se unió a la Congregación de la Copiosa Redención en Ponta Grossa, Paraná, supo que combinaría aquella pasión y se dedicaría a promover su vocación con cantos celestiales. Participó en el programa Vozez, de TV Evangelizar, y grabó el álbum Celebrar a Redenção, con músicas propias inspiradas en la oración.

En marzo de 2024 la hermana participó en el programa Estudio C de Paraná, donde también mostró sus habilidades de beatboxing, y esa fue la primera vez que se viralizó su talento. Sin embargo, ahora el alcance fue más masivo, con más de cinco millones de reproducciones en el video donde se la ve junto a la hermana Marisa.
Tiene más de 100 mil seguidores en Instagram, y logró atraer a una audiencia joven. «Sabemos que es algo del momento, nuestra vida cotidiana continúa, pero esperamos que a través de esta fama la gente tenga una experiencia con Dios y su alegría», comunicó, y definió el fenómeno digital como «una señal del Espíritu Santo«.
Las repercusiones fueron más allá de lo que podían imaginar, y terminaron grabando una colaboración con PenidoBeatbox, el campeón nacional de Beatbox de 2023.

«Qué alegría conocerte a ti Penido y a toda la gente de Beatbox, ahí va mi Salve, con todo mi respeto», escribió la monja consagrada en su Instagram. Además, reflexionó sobre la vocación en un sentido amplio, no solo en cuanto al llamado religioso.
«La vocación es mucho más que una rima creativa, es la forma única en que Dios nos llama a cada uno de nosotros a una misión en el mundo. Puede ser formar una familia, servir a los demás, consagrarte a Dios o usar tus dones de una manera especial. Lo importante es escuchar y responder con alegría», expresó.