Para Nina Aranda y Marisol Capozzi era un día normal. Como suelen hacer cada 15 días, al trabajo habitual en su pastelería del barrio de Oost en Amsterdam, se le había sumado la producción de contenido para las redes sociales. Así que además de medialunas y alfajores, en la tienda había cámaras y celulares. Pero la clienta que entró de golpe les hizo guardar todo: era la visita más inesperada, y también la más deseada. La reina de Holanda.
Nina y Marisol son pasteleras. Ambas tienen 37 años y emigraron de la Argentina. Casadas con dos holandeses, se conocieron allá y se unieron para un poner en marcha una pastelería, Amsterdam Baking Company, que se terminó convirtiendo en un rincón argentino en la capital de los Países Bajos.
Su especialidad son los alfajores, las medialunas y también las empanadas. Hay mucho dulce de leche, sí, pero también chocolate y otras delicias. “La gente viene por la calidad y el producto. La pastelería argentina no tiene nada que envidiarle a otras más sofisticadas”, dice Marisol por teléfono a Clarín.
Abrieron hace cinco años y fueron haciéndose un lugar. Tienen una tienda solo take away en el centro de Amsterdam y el local de Oost (“Es más barrio”, aclara) donde están ellas habitualmente y donde también hay mesitas para sentarse a desayunar, merendar o almorzar.
Nina y Marisol, las emprendedoras a las que sorprendió Máxima. Foto IG Amsterdam Baking CompanyEl sábado, se abrió la puerta y entró Máxima Zorreguieta. “No lo podíamos creer. Fue totalmente inesperado”, afirma Marisol, y revela que manejaron el nerviosismo y que trataron a la reina como “cualquier cliente, atentas a lo que pudiera necesitar”.
Por cuestiones de seguridad y protocolo no quiere revelar detalles de la visita ni del diálogo que tuvieron, pero sí cuenta que Máxima se mostró muy interesada, que quiso conocer el backstage en la cocina y que les hizo varias preguntas. “Ella hace visitas a emprendimientos, le interesa mucho”, cuenta la pastelera, pero admite que no es habitual que salga a comer o a tomar algo como cualquier hijo del vecino, como lo hizo esta vez.
La reina Máxima, con las pasteleras argentinas en su local. Foto IG Amsterdam Baking CompanyLas chicas compartieron la visita de Máxima en un reel en su cuenta de Instagram. Sabían que Máxima había probado sus alfajores porque alguien les contó que uno de los más de 25 pedidos diarios que salen del local había llegado a una de las residencias oficiales de la familia real. Sabían también que es fanática de los alfajores de maicena, porque los ofreció en la celebración de sus 50 años.
Esta vez, probó “varias cositas” y las emprendedoras le regalaron un pan dulce. Hasta ahora, el mayor “acercamiento” a la argentina más famosa de los Países Bajos había sido cuando prepararon decenas de esos alfajorcitos como souvenir para el evento de lanzamiento de la serie que refleja la vida de Zorreguieta.
Los alfajores de maicena que hacen Nina y Marisol. Foto IG Amsterdam Baking CompanyEl día después de la visita, cuenta Marisol, la operación en el local volvió a la normalidad. Pero para ellas lo que sucedió será inolvidable. “Fue hermosísimo. Esperamos que sea la primera visita”, se entusiasma. Y cuenta que la pastelería, con mucho trabajo, viene creciendo sostenidamente, y que envían sus creaciones —según cuál sea— incluso a toda Europa.
Las emprendedoras, en el evento de lanzamiento de la serie de Máxima. Sus alfajores son el producto estrella y por el que quieren hacerse más conocidas. “Duran un montón, se pueden enviar a todos lados, sirven para el desayuno, la cena y un cumpleaños”, explica.
Pero dice que los europeos todavía no lo conocen y que por eso también hacen un trabajo de evangelización. No sólo en las redes, en las que muestran por ejemplo recetas y el proceso de bañado de los marplatenses, sino también con los clientes que van al local, a quienes les explican y les hacen probar.
¿Los sorprende el dulce de leche? “A muchos sí, porque lo sienten muy dulce, pero esa barrera se está bajando”, dice la pastelera, que adelanta que el año que viene van a cambiarle el nombre al local para que se identifique completamente con lo que es: un rincón dulce 100% argentino.
AS

