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jueves, febrero 20, 2025

Raúl Conti, el artista argentino que pintó la Corrientes de los 60 y la Nueva York profunda de este siglo, expone en Bellas Artes

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Hace casi 50 años dejó Argentina. Luego de una recorrida por los principales museos de Europa, llegó a Nueva York y Washington DC. Al volver al país le dijo a su esposa Edith que sería bueno “hacer la experiencia de vivir y trabajar un par de años en Nueva York. Europa era la gloria del pasado, Nueva York era el presente, burbujeando como un caldero”. Así recuerda el artista Raúl Conti, de 94 años, la forma en que se convirtió en un emigrante en la gran manzana, con su familia a cuestas. Sin contrato, sin trabajo fijo, a la aventura.

«Los pichones» – Óleo sobre hardboard – 40 x 53 – 1964. De Raúl Conti.

Con sus casi nueve décadas y media vividas y un entusiasmo desbordante, Conti inaugurará su primera muestra en un museo nacional en Buenos Aires el próximo 20 de febrero a las 19, en el segundo piso del Bellas Artes (MNBA). Son aproximadamente 40 obras, entre pinturas, dibujos, grabados y esculturas, con producción del MNBA y la curaduría de Florencia Galesio y Pablo de Monte. La exhibición se titula Raúl Conti. Obras de Itatí y Nueva York.

¿Por qué el título? Andrés Duprat, director del Bellas Artes, visitó al artista en su taller, conoció la profusa obra que ocupa también el resto de su casa en el porteño barrio de Nuñez y quiso que la exposición mostrara las primeras obras de Conti, realizadas en Itatí, Corrientes, en los años 50 y 60, donde conoció a su mujer, se casó, vivió y donde nacieron sus hijos, y el contraste con su extensa vida en Nueva York.

En 2022 el artista cerró su estudio en Manhattan luego de 45 años y se radicó de nuevo en Buenos Aires, le cuenta a Clarín Cultura: “En 1977 nos radicamos en Nueva Jersey por dos años. Junto con mi esposa nos acompañaron mis hijos Miriam y Miguel. Los otros tres hijos se quedaron en la Argentina. Cuando volvimos al país, dos de mis hijos decidieron irse. Mi hijo Miguel vive ahora en México y Rubén, el mayor, en Italia”.

En Nueva Jersey, Raúl Conti conoció a un pintor francés venezolano llamado Marius Sznajderman, quien era director de la galería del Consulado de Venezuela. “Él me fue relacionando con los artistas latinos de Nueva York y en 1979 nos mudamos al barrio de Hell’s Kitchen, en Manhattan. Ahora se llama Hudson Yards, por su proximidad al rio Hudson y los depósitos de trenes, pero en aquella época –su nombre lo indica- era considerado muy peligroso”, recuerda el artista.

«Amigos», Óleo sobre hardboard . 22 x 27cm. 1953. De Raúl Conti

Agrega que “era un vecindario estratégicamente ubicado. Allí se fusionaban la mafia, la prostitución, la droga, pero los alquileres eran más baratos. Aun así nunca sufrimos ningún acto de violencia en mi familia, porque ya entonces había una conciencia de cuidar a los vecinos. Muchos de ellos eran de familias mafiosas italianas, que al saber que nuestro apellido era Conti se tranquilizaban”.

Los duros inicios en Nueva York

“Los comienzos fueron duros; no fue fácil adaptarse. Como la mayoría de los artistas extranjeros que llegaban a Nueva York, al principio tenía que hacer lo que podía para sobrevivir: arte comercial o mozo de bar, o como Mondrian que pintaba una flor blanca de plástico que tenía en su taller y con lo que ganaba hacía acuarelas. Él mismo decía que no era fácil su obra geométrica, y haciendo esa flor se arreglaba económicamente”, recuerda Conti, con una memoria prodigiosa.

La iguana, 1964, Óleo sobre tela - 42 x 73 cm. De Raúl Conti.La iguana, 1964, Óleo sobre tela – 42 x 73 cm. De Raúl Conti.

Por suerte para el artista argentino que tenía que sostener a su familia, a los pocos días de estar en Nueva York, conoció a Frankel, un pintor holandés que tenía una galería y vendía copias de cuadros. Y después de probar sus habilidades, lo contrató para pintar copias de cuadros, mientras se iba relacionando con el mundo del arte.

“Muchas circunstancias favorables fueron abriéndome camino. Como, por ejemplo, la invitación a integrar un grupo de doce artistas latinoamericanos en la sala del Museo de Queens, que por primera vez abría sus puertas a la comunidad latina. En una sala estuvimos los doce, pero en la otra estaban nada menos que las obras de Clemente Orozco y Diego Rivera. Nuestro grupo incluía a Cruz Azaceta, Pepón Osorio, Elba Damast, Juan Sánchez de Puerto Rico, Papo Colo y otros”, rememora Conti, quien mucho antes de radicarse en Nueva York y en algunos períodos intermedios tuvo exposiciones en galerías de Buenos Aires y hasta en el porteño Museo Sívori.

«Edith», 1968, 50 x 40 cm. oleo sobre hardboard. De Raúl Conti.

“Nos costó adaptarnos a una ciudad tan abrumadora donde la actividad era tan vertiginosa. Estaba el eco art (arte de la tierra) la performance, el arte corporal, el arte del proceso, el retorno de la pintura figurativa, junto a cientos de galerías, sobre todo, en el Soho donde deambulaban miles de artistas de todo el mundo, ¿cómo no entusiasmarse con Nueva York?”, nos dice a pesar de todas las vicisitudes que atravesó. Y recuerda a su fallecida esposa poeta, que en 1981, escribió “Domingo en Manhattan”, que en un fragmento dice: “Manhattan/es astutamente hermosa/con sus palomas y sus flores./Ven un domingo/muy temprano/cuando el sol levanta mariposas/desde la otra orilla./Ah! De lunes a sábado/no vengas a Manhattan.”

Claro que el tirón que Nueva York significaba para los artistas en aquella época de florecimiento artístico fue un imán.

-¿Por qué se quedó más de cuatro décadas en Nueva York?

-Había espacios creados por los latinos. Uno de esos era Galería Cayman, que estaba en West Broadway en el Soho; con el tiempo se transformó en MOCHA (Museum of Contemporary Hispanic Art). Me asombraban las escaleras de incendio en el frente de los edificios de ladrillos, las bombas de agua en las veredas, las columnitas giratorias de las peluquerías, las señales “Stop”, “No parking”, y la gente caminando amontonadas como sombras grises sin rostros. Todas estas imágenes fueron ingresando en mis trabajos.

Raúl Conti en su estudio.Raúl Conti en su estudio.

-¿Qué materiales trabajó en aquellos años?

-Trabajé mucho, incluidas esculturas de mármol de Alabama, piedra pizarra, madera de cerezo y de roble. Usando rollos de papel de 1,20 metro de ancho, que desechaban en la calle los diseñadores de moda, dibujé en carbonilla y con técnica propia un mural con 336 hojas de color en fotocopia. Este mural de 2,50 metros de alto por 7 metros de largo se expuso en Cayman Gallery. También pude trabajar las distintas técnicas en papel como el grabado, la serigrafia, las aguafuertes, la litografía, el dibujo y el boceto para diseños de muebles (mesas). Nuestro departamento estaba a unas cuadras de lo que se le llama el Garment District (de textil y moda), donde hay una escultura grande de un botón y una aguja que lo representa. Por eso tenía continuo suministro gratis de papel en mi taller para bocetar. En muchos de mis cuadros incluyo a los trabajadores que llevan los rollos de telas en sus carritos.

-Qué etapa inolvidable debe haber sido…

-Sí, había una gran cantidad de artistas latinoamericanos que deambulaban por las calles de los barrios de Soho, Greenwich Village, Chelsea, y yo los veía como bandadas de pájaros (inmigrantes) que se alzaban repentinamente en los campos de mi pueblo, de tan pesado vuelo que no pueden asentarse, pero tampoco volar muy alto. Y así los fui pintando, incorporándoles las señales de tránsito “No standing”, “No parking”, “One Way”. Tener todo tan cerca, visitar los grandes museos, ver las tremendas retrospectivas de grandes artistas, como la felicidad de Poussin, Courbet o Caravaggio…Tener tanta y tan variada obra a mi alcance ha sido mi riqueza. Por eso pasamos tantos años en Nueva York.

A los 94 años, Raúl Conti expone en Bellas Artes.A los 94 años, Raúl Conti expone en Bellas Artes.

–¿Quedó alguna obra suya en Nueva York en espacios o instituciones públicos o en colecciones privadas?

-Mi obra se encuentra emplazada en Manhattan, en mi antiguo barrio de Hell’s Kitchen. Es una escultura en homenaje a Bob, un indio cacique de la tribu Blackfoot que era nuestro vecino. Pero también hice obras en papel en los centros de comunidad de Clinton Housing, en la Sala Yamaha Artists Services en Nueva York y en la representación argentina permanente ante las Naciones Unidas, en el Consulado Argentino. También en centros médicos y en la Universidad de Rochester, así como en Geneva. También tengo obras en colecciones privadas. En la de un reconocido chef que prefiero no mencionar, en la compañía Weight Watchers, y en otras tantas que pertenecen a músicos, artistas, abogados y médicos de Estados Unidos.

  • “Raúl Conti. Obras de Itatí y Nueva York».
  • Del 21 de febrero de 2025 al 30 de marzo de 2025
  • Museo Nacional de Bellas Artes, Segundo piso. Av. Del Libertador 1473

Redacción

Fuente: Leer artículo original

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