Nos acercamos a las comunidades de Cocolí, Quehueche, Siete Altares y Punta de Palma, entre Lívingston y Puerto Barrios, donde informamos sobre el manejo y atención de este fenómeno, detalló la asesora en temas marinos de la cartera, Regina Sánchez.
“Dentro del intercambio de experiencias con los habitantes de estas localidades, nos comentaban que habían visto sargazo aproximadamente desde el 2017, pero no habíamos tenido un reporte como tal, solo comunicación verbal”, describió.
Hasta este año sí fue que lo tuvimos y nos hicimos presentes en el área para cuantificar el problema, amplió la experta, citada por el diario Prensa Libre.
Para Sánchez, las elevadas temperaturas del mar, consecuencia del cambio climático, alteraron las corrientes oceánicas, lo cual llevó a estas algas a zonas fuera de su lugar de origen.
El MARN, añadió, trabaja en coordinación con municipalidades y organizaciones no gubernamentales (ONG) para planificar estrategias de recolección del sargazo.
Realizamos muestreos en busca de establecer un plan de monitoreo y tener acciones puntuales en territorio, como, por ejemplo, cuadrillas que puedan extraerlo.
El vecino México, entre otros países, advirtieron desde hace más de una década sobre el fenómeno del incremento y acumulación de sargazo en las playas del mar Caribe.
Las de Izabal, preferidas de los nacionales y extranjeros por sus arenas blancas, también se ven en ese cambio de panorama.
Instituciones internacionales atribuyen el fenómeno, además, a variaciones en las corrientes, los nutrientes de ríos como el Amazonas, Congo y Níger —producto de la agricultura—, y el polvo del Sahara.
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