El oficialismo convocó a una reunión de emergencia en el Instituto Patria para analizar las implicancias de un posible fallo judicial adverso contra Cristina Fernández de Kirchner. La decisión de la Corte Suprema sobre las causas que involucran a la expresidenta genera preocupación en el Frente de Todos, que teme un impacto directo en su cohesión interna y en la percepción del electorado.
El encuentro, encabezado por dirigentes de primera línea, no solo busca delinear una respuesta política, sino también preparar una estrategia comunicacional que unifique el discurso frente a lo que consideran una embestida judicial y mediática. La posibilidad de que el fallo influya en la candidatura de Cristina o en su rol como referente político máximo añade tensión a un panorama ya complicado.
En un año clave para las elecciones, el oficialismo enfrenta un doble desafío: mantener la unidad de su coalición en medio de tensiones internas y reforzar su posición ante una oposición que aprovecha cada oportunidad para ganar terreno. La figura de Cristina sigue siendo central tanto para la militancia como para la estrategia del espacio, lo que eleva las apuestas de esta reunión.
El posible fallo no solo podría tener implicancias legales, sino también políticas, reconfigurando alianzas y estrategias dentro del Frente de Todos. Ante este escenario, se plantea una pregunta clave: ¿podrá el oficialismo capitalizar el impacto de este fallo para fortalecer su narrativa de «persecución judicial» y reavivar su base militante, o quedará atrapado en sus propias divisiones internas?
Además, esta situación genera un debate más amplio sobre el rol del Poder Judicial en el panorama político actual. La creciente desconfianza en las instituciones y las denuncias de «lawfare» abren interrogantes sobre la legitimidad de las decisiones judiciales en un contexto de alta polarización.
La reunión en el Instituto Patria deja en claro que el Frente de Todos está decidido a no quedarse de brazos cruzados. El desafío será encontrar una respuesta que combine estrategia política con capacidad de movilización social, en un contexto donde cada decisión puede marcar el futuro no solo del espacio, sino del país en su conjunto.