En Bal Harbour, uno de los enclaves más caros y restrictivos del sur de Florida, Related Group avanza con un nuevo desarrollo que busca captar a un comprador exigente. Se trata de Rivage, un condominio de baja densidad, última parcela disponible con acceso directo al mar en esta zona.
El interés por el proyecto no solo pasa por el diseño y la escala, sino por su ubicación ya que Bal Harbour prácticamente no tiene tierra libre, y cualquier lanzamiento frente al océano se convierte en un bien escaso.
El edificio es una torre de 84 metros con fachada vidriada y forma parte de una tendencia que se consolida en Miami como los proyectos que funcionan como híbridos entre casa y departamento, con plantas de gran escala, ascensores privados y balcones que ocupan el ancho completo de la unidad. El objetivo no es la ostentación sino la privacidad, un atributo que hoy pesa tanto como la vista al mar en el segmento de ultra lujo.
Rivage se apoya en esa lógica. Las residencias se conciben como “casas en el cielo” con grandes superficies, ventanales de piso a techo y circulación vertical directa a cada unidad. Apunta a compradores que se mudan de viviendas unifamiliares pero no quieren resignar la sensación de amplitud.
Rivage Bal Harbour presenta una oportunidad única y codiciada en una ubicación inigualable. Con vistas panorámicas al Océano Atlántico, la Bahía Biscayne y el horizonte de Miami, es un verdadero paraíso terrenal. La zona ha sido durante mucho tiempo un enclave de élite en la pequeña punta de esta hermosa isla barrera. Es, sin duda, la representación más sofisticada y culturalmente rica del glamuroso estilo de vida del sur de Florida.
El valor agregado del proyecto está en la combinación de lote frente al mar más paquete de amenities. Incluye Sunrise Pool, orientada al océano, con gimnasio interior y exterior integrado, pensada para actividades matinales; y Sunset Pool, hacia el oeste, con bar y canchas de pickleball y pádel, alineada con la demanda creciente de amenities deportivos.
A eso se suma un spa completo (sauna, hammam, piletas fría y caliente y salas de tratamiento), un club de playa privado, un gimnasio de última generación, espacios sociales (biblioteca, sala multimedia, lounge de cócteles, barra de desayuno), comedor exclusivo frente al mar para residentes, simulador de juegos y sala para niños, además de almacenamiento de bicicletas.
La demanda proviene de compradores que buscan seguridad, baja densidad y control de acceso, además de un entorno consolidado con Shoppes, hoteles de lujo y servicios premium a pocos metros.
En un mercado donde la construcción nueva se multiplica pero no siempre en zonas históricas, Rivage opera como un caso particular de oferta limitada. Es, justamente, ese factor -la escasez de tierra frente al océano- el que lo coloca en una categoría distinta dentro del mapa del real estate de Miami.
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