Robertino Tarantini, hijo de la icónica modelo y actriz Pata Villanueva y del exfutbolista Alberto «Conejo» Tarantini, tiene miles de recuerdos que describen a la perfección la personalidad de su mamá. Entre los viajes a Europa, los romances con famosos y episodios dignos de película, el empresario gastronómico cuenta a Revista GENTE una serie de anécdotas que revelan el carácter audaz y la vida llena de aventuras de su madre.
Desde encuentros y desencuentros con figuras internacionales hasta historias de amor y de celos, Pata Villanueva ha sido protagonista de descabelladas escenas que aún hoy sorprenden.

«Mi mamá fue a buscar a la princesa de Mónaco a la casa», revela Robertino sobre uno de los secretos mejor guardados de Pata.
En una charla sin filtros, Robertino recorre parte de su bitácora de vida: donde la realidad muchas veces superó la ficción y en donde hubo viajes en Ferrari, jet set, tapas de revistas, amores con leyendas del deportes y peleas con la realeza europea.
Las parejas de Pata Villanueva: del jet set europeo al rock nacional

Pata Villanueva fue una figura destacada del jet set argentino y europeo en las décadas de los 70 y 80. Su vida amorosa estuvo marcada por relaciones con personalidades de ámbitos bien diferentes.
Tras su matrimonio con el empresario Héctor Cavallero, con quien tuvo a su hija Agostina, Pata inició una relación con el futbolista Alberto Tarantini. Durante 14 años, lo que duró su relación, tuvieron dos hijos: Bernardita y Robertino y protagonizaron tapas de revistas.
Él, campeón mundial en Argentina 1978, ella, modelo y sex symbol, eran buscados por paparazzis a lo largo y ancho del mundo. Juntos vivieron en varias ciudades de Francia y Suiza, esquiaron en los Alpes y se codearon con la realeza.
Los amores de Pata no terminaron ahí. Luego de separase del Conejo, «mi mamá estuvo cinco años con David Lebón y quince años con su último marido. Ella pasó tres décadas fuera del país, pero fue un emblema del jet set de Argentina«.
Sobre el estado emocional actual de su mamá, Robertino cuenta: «Estuvo sola unos años hasta que se casó con el mexicano que te mencioné, pero murió en 2011. Después, tuvo algún que otro chongo», añade.
Y confiesa: «Empezó a salir con tipos más jóvenes, medio Susanesca. No es que soy celoso, me encanta que esté con alguien, pero que salga con jóvenes me impactó. Muchos me parecían interesados».
El día en que le rompió la casa a la princesa de Mónaco

Una de las anécdotas más sorprendentes relatadas por Robertino involucra a la princesa Carolina de Mónaco.
Según dice, su madre sospechaba que su esposo, Alberto Tarantini, había tenido un romance con la princesa, de quien era amiga y tenía el teléfono directo. Como no le respondía cuando comenzó a sonar el rumor, movida por los celos, Pata decidió confrontarla directamente. “Dice que fue al palacio, había un portón, hizo marcha atrás, más adelante, marcha atrás, le rompió todo el portón”, cuenta Robertino.
Este episodio refleja el carácter impulsivo y apasionado de Pata, quien no dudaba en actuar según sus emociones. Al poco tiempo, suma su hijo, fue protagonista de una tapa de una revista europea donde se la veía cerca de Philippe Junot, el entonces marido de la princesa.
Aunque, aclara Robertino, él le cree a su papá que jura que nunca le fue infiel a Pata.
La noche con Monzón: una venganza que hizo historia

Tras encontrar una carta de amor de la secretaria a Héctor Cavallero, su primer marido, Pata Villanueva viajó a Europa para superar el desamor. Fue ahí donde coincidió con el boxeador Carlos Monzón, quien en ese momento estaba en pareja con Susana Giménez.
Según cuentan, Pata y Monzón tuvieron un breve romance en Montecarlo, que ella describió como una forma de vengarse de Cavallero. “Cuando volví y le conté a Héctor que había estado con Monzón… Claro, ya los diarios y revistas hablaban, ‘Pata Villanueva en Montecarlo con el Negro’. No bien vine lo negué, pero la realidad es que cuando él me lo preguntó, yo estaba esperando que lo hiciera”, contaba Pata en una entrevista sobre el sabor a venganza.
Este episodio generó un escándalo mediático y tensó la relación entre Pata y Susana Giménez, aunque con el tiempo lograron reconciliarse.
Robertino cuenta que su mamá se relacionaba con personas de primerísima línea. «A mamá la venían a buscar, ella no quería pertenecer a ningún lado. Nada que ver con las famosas de hoy», dice.
Una infancia poco convencional: viajes, lujos y una madre única

Robertino Tarantini recuerda su infancia como una experiencia única, marcada por los constantes viajes y la vida de lujo que llevaba junto a su madre. «Me pasaba a buscar con una Ferrari… ¡Tocaba bocina y yo me moría de vergüenza! Los subía a todos mis compañeros, iba al kiosco y nos compraba de todo… Era muy liberal», rememora Robertino .
Pata no dudaba en interrumpir la rutina escolar de sus hijos para llevarlos de viaje, si los extrañaba. «A los dos días que se iba ya me extrañaba, yo estaba en el colegio y venía el preceptor: ‘Tarantini, mochila, directo al avión’. Así me pasó varias veces», relata Robertino. Experiencias que reflejan el estilo de vida poco convencional y la profunda conexión que Pata tenía con sus hijos.
«Mi mamá y toda su familia son muy divertidos. Ella es magnética. Imaginate que a los 14 años había salido en Playboy… Igual, eran tiempos donde todo eran sombras y sugerencias. Significaba un hecho artístico y era un privilegio salir ahí. Nada que ver con las revistas hoy», dice Tarantini.
Y suma: «No sé cómo hacen los hijos de esas mujeres para no volverse locos». Y si bien cuenta que en la calle lo reconocen por ser hijo de un campeón del mundo, ser hijo de Villanueva empata esa popularidad.
«Era una linda mujer, con mucha luz, con un brillo tan propio que no se sabés por qué pero la querés tener al lado. La descubrió un publicista en su casa de San Isidro, era una chica bien que terminó en las revistas. Mamá lo que te puedo enseñar es una forma de ser, de llevar la vida de forma libre», concluye Robertino.
Fotos: Archivo Revista GENTE