¿Cuáles son los lugares más críticos en este momento?
Actualmente, hay dos sectores que requieren atención urgente. Uno de ellos es el anillo de Santa María, que es una de las comunidades más grandes e importantes de Santa Victoria por la cantidad de habitantes que tiene. Esta es una contención clave y, si llegara a ser superada, podría generar una afectación grave.
El anillo de Santa María es una de las zonas donde trabajamos permanentemente durante todo el año, reforzando su estructura para que pueda soportar las crecidas del Pilcomayo. En esta oportunidad, la crecida del río en territorio boliviano provocó un incremento repentino del nivel del agua en Santa María, lo que nos obligó a actuar rápidamente. Desde la Secretaría de Recursos Hídricos nos trasladamos al lugar y realizamos un alteo del anillo, es decir, una elevación y refuerzo de la estructura para evitar que el agua la sobrepasara. Si bien el nivel del río alcanzó un pico preocupante, la respuesta fue inmediata y permitió sostener la defensa, brindando tranquilidad a la comunidad.
Hoy en día, el río se encuentra en una meseta, lo que significa que el nivel se ha mantenido estable durante más de 30 horas. Además, la información que recibimos desde aguas arriba indica que la tendencia es hacia una bajante, aunque seguimos monitoreando la situación de cerca.
¿Y la otra zona crítica?
El segundo punto crítico es la ruta provincial 54, en el tramo que une La Estrella con Misión La Paz. En esa área, el río desbordó y cortó la ruta, generando un aislamiento temporal.
Siempre explicamos que el Pilcomayo es un río dinámico y desborda de manera natural. Nuestro trabajo se centra en contener ese desborde para evitar que afecte directamente a la población. Lo fundamental es proteger las viviendas, la infraestructura y las comunidades. En este caso, el agua comenzó a avanzar de manera más intensa, activando diversos sectores donde el desborde comenzó a escurrirse y generó el corte en la ruta.
¿Cuál es la situación actual de Misión La Paz? ¿Está aislada?
Sí, el agua superó el nivel de la ruta durante la noche, lo que provocó la interrupción del tránsito en un tramo de aproximadamente 70 metros. En este momento, ese sector sigue intransitable para vehículos, pero eso no significa que la comunidad esté desprotegida o sin asistencia.
Desde que comenzó esta situación, se estableció un esquema de trabajo con el COE municipal, bajo la coordinación del intendente Rogelio Nerón, y con el apoyo del gobierno provincial. Se llevaron a cabo operativos para garantizar la asistencia médica y alimentaria. La provincia ya envió recursos al municipio para cubrir estas necesidades.
Ahora, el objetivo es restablecer el tránsito en la ruta. Para ello, estamos trabajando en conjunto con Vialidad, Recursos Hídricos y la Municipalidad, con el fin de nivelar el camino y permitir nuevamente la circulación. No vamos a detener el avance del río, pero sí queremos garantizar la conectividad de la comunidad.
Los habitantes de Misión La Paz han reclamado durante años la construcción de una defensa para evitar estas situaciones. ¿Por qué no se ha concretado esa obra?
El sector de Misión La Paz necesita una obra de infraestructura de gran magnitud, que va más allá de lo que la Secretaría de Recursos Hídricos puede ejecutar por sí sola. Nosotros hemos trabajado en liberar el cauce y realizar la limpieza del puente internacional, lo que ayuda a evitar que el río genere un cuello de botella que podría derivar en un problema aún mayor.
Sin embargo, la construcción de una defensa sólida y definitiva en Misión La Paz es un proyecto que debe ser abordado a nivel nacional. Es un área de frontera, con un puente internacional y un río que es compartido con Bolivia y Paraguay. Por esa razón, la solución debe ser articulada con la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación.
Pero en este momento la Nación suspendió toda la obra pública. ¿Cómo se gestionará la construcción de esa defensa?
Sí, es cierto que las obras públicas están paralizadas a nivel nacional, pero eso no significa que dejemos de gestionar. Este proyecto ya había sido aprobado por el gobierno anterior y forma parte de un plan nacional de infraestructura hídrica. Ahora, el desafío será conseguir los fondos para su ejecución.
Mientras tanto, a nivel provincial se ha trabajado mucho en la protección de las comunidades afectadas por el Pilcomayo. Desde la última gran crecida en 2018 hasta hoy, se avanzó en la construcción de más de 70 kilómetros de terraplenes y estructuras de defensa, lo que permitió minimizar los impactos en esta crecida actual.
