El caso que en julio recorrió el mundo y se volvió viral volvió a tener un nuevo capítulo. Andrew Cabot, esposo de Kristin Cabot —la mujer captada por la kiss cam durante un show de Coldplay en Massachusetts mientras abrazaba a su jefe, Andy Byron, entonces director ejecutivo de la firma Astronomer— decidió hablar públicamente por primera vez. Lo hizo a través de un comunicado que entregó a la revista People con el objetivo de frenar las especulaciones y devolverle algo de calma a su familia.
El empresario norteamericano explicó que su vínculo con Kristin ya estaba en crisis desde hacía tiempo y que la ruptura se había iniciado antes de aquella noche en el Gillette Stadium de Foxborough. “Se habían separado en privado y de manera amistosa semanas antes del concierto”, señaló un portavoz en su nombre. Y en el mismo escrito Andrew aclaró: “La decisión de divorciarse ya estaba en marcha antes de esa noche”.
Con tono medido y sin intención de alimentar la polémica, Andrew agregó que su intención con esta declaración es que el tema deje de ser noticia: dijo que tiene la esperanza de que este único pronunciamiento “le dé un cierre a este capítulo de su vida”. Al mismo tiempo, confirmó que no volverá a referirse al escándalo: “No voy a realizar más comentarios sobre esta historia”.

El divorcio y la interna familiar
Los papeles del divorcio fueron presentados formalmente el 13 de agosto pasado por Kristin, quien mantiene absoluto silencio desde que se viralizaron las imágenes. Sin embargo, la exposición pública no hizo más que sumar tensión a un matrimonio que ya estaba quebrado.
Andrew es director ejecutivo de Privateer Rum, una destilería de ron tradicional ubicada en Massachusetts y se sabe que tiene dos hijos de su primer matrimonio con Julia Cabot, con quien estuvo casado hasta 2018. Fue justamente Julia quien también salió a hablar para confirmar la versión del empresario.
En declaraciones al Daily Mail, ella relató: “Le escribí a Andrew justo después de que ocurriera, y me respondió: ‘Su vida no tiene nada que ver conmigo’, y dijo que estaban separándose”. Sus palabras reforzaron la idea de que el vínculo con Kristin ya estaba fracturado cuando ocurrió el episodio de la kiss cam.
El contraste con la vida privada
Antes del escándalo, todo parecía distinto. Según trascendió, apenas cinco meses antes de aquel concierto, Kristin y Andrew habían comprado una mansión valuada en 2,2 millones de dólares en New Hampshire. En una publicación de Facebook de mayo de 2024 todavía se los podía ver sonrientes, luciendo los anillos de boda y posando junto a los hijos de él.

Pero la imagen de familia perfecta terminó resquebrajándose en cuestión de segundos con las imágenes virales del show. Desde entonces, la vida privada de los Cabot se transformó en tema de conversación global.
Hoy, Andrew busca dar por finalizado este capítulo con un comunicado contundente. Su objetivo, según afirmó, es que tanto él como su familia puedan recuperar el anonimato perdido tras el escándalo.