Los servicios de Inteligencia e Información monitorizan con una preocupación cada vez más notoria la intensificación de la amenaza yihadista en el triángulo de países del Sahel (Mali, Burkina Faso y Níger), que van camino de convertirse en un santuario terrorista, y la expansión geográfica de las filiales de las principales organizaciones (Al-Qaeda y Estado Islámico), que si bien han mantenido hasta ahora una agenda regional como prioridad operativa, “la situación puede cambiar en cuestión de semanas o meses girando contra intereses occidentales”, alertan a La Vanguardia fuentes de contraterrorismo de máxima solvencia.
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