Agosto inició con la perdida total para muchas familias de la ampliación del barrio 20 de Junio, las imágenes eran desoladoras, familias y vecinos intentando contener la voracidad del fuego y también fueron ridículas las imágenes que mostraban al intendente Duran con tachos de agua y al gobernador Sáenz «compungido» con la situación.
La devastación causada por el viento y los incendios nos hace preguntarnos qué se ha hecho para prevenir y mitigar los efectos de estos fenómenos en nuestra región. ¿Por qué no se tomaron medidas preventivas para proteger a las familias y sus viviendas?
La respuesta a estas preguntas es clara: la falta de inversión en infraestructura, la falta de planificación y la falta de recursos destinados a la prevención y mitigación de desastres. Esto es un reflejo de la falta de prioridad que se le da a la seguridad y el bienestar de las familias trabajadoras en nuestra provincia. La problemática de la vivienda no es algo que esté en la agenda del gobernador. Y mientras las precarias casas sucumben ante el viento zonda, la plata que no se invierte en infraestructura se la terminan quedando los empresarios que recibieron beneficios impositivos como las mineras o los empresarios del comercio y turismo.
La solidaridad y la resiliencia de la comunidad son fundamentales en momentos de crisis, pero no pueden ser la única respuesta ante la falta de acción de las autoridades. Es hora de exigir respuestas y acciones concretas para proteger a nuestros ciudadanos y prevenir futuras tragedias. Que la plata no sea para pagar al FMI sino para viviendas, salud, educación y obras publicas.