– Pepe, la semana que viene volvés a Salta con una función muy esperada
– Sí, claro. Vamos a estar el viernes 4 de julio, y presento Calígula en el Teatro Provincial Juan Carlos Saravia, a las 21:30, en una función única. ¡Estoy feliz de volver! Es una ciudad que me enloquece. Además, siempre que voy, aprovecho para subir al Cerro San Bernardo… ¡me quería comprar un terreno ahí abajo!
– Pepe, la semana que viene volvés a Salta con una función muy esperada
– Sí, claro. Vamos a estar el viernes 4 de julio, y presento Calígula en el Teatro Provincial Juan Carlos Saravia, a las 21:30, en una función única. ¡Estoy feliz de volver! Es una ciudad que me enloquece. Además, siempre que voy, aprovecho para subir al Cerro San Bernardo… ¡me quería comprar un terreno ahí abajo!
– ¿Con qué versión de Calígula llega esta gira nacional?
– Es una versión remozada, pero fiel a la original. Han pasado 42 años, y sin embargo la obra sigue siendo actual. Es audaz, transgresora, poética. Para mí, Calígula es la obra que más me gusta, la que más me representa. Tiene mi vitalidad, mi tristeza, mi mirada sobre el poder y sobre lo que no ha cambiado en la sociedad.
– ¿Y qué implica llevar una producción así de ciudad en ciudad?
– Implica todo. Llevamos vestuario, luces, técnicos, actores… ¡una fortuna! Pero no me importa. Lo hago porque es mi placer. Y también para darle la posibilidad a estos jóvenes actores de vivir una experiencia que ya no existe más: hacer una gira real, con una compañía de 48 personas. Eso hoy es impensado.
-¿Cómo fue el proceso de preparación de esta nueva versión?
– Fueron meses de ensayos. Elegir a los actores, trabajar con ellos, muchos muy jóvenes, y ponerles en los hombros personajes enormes, como Calígula. Imaginate la responsabilidad. Pero la pelearon y el resultado es impecable. Estrenamos en Guayaquil, y en Buenos Aires hasta tuvimos que tirar abajo un teatro para poder montar las luces. Así es este oficio: sacrificio y pasión.
– ¿Por qué creés que el interior te recibe con tanto cariño?
– Porque no hay demagogia. Me reconocen a mí, a mis padres, a mi historia. Me reciben con amor. Y yo me quedaría a vivir en Salta, te lo juro. Ya me ves, ahora vuelvo, me subo al cerro, visito familia, y presento esta obra que amo profundamente.
– ¿Qué mensaje le darías a los jóvenes del interior que sueñan con hacer teatro?
– Quédense en su lugar. No vengan a Buenos Aires. Dios atiende mal en Buenos Aires. Es mentira. Hacete un sótano, poné una vela, armá tu grupo. Si tenés vocación, da igual dónde lo hagas. Lo importante no es el bronce ni los premios. Lo importante es vivir tu vocación hoy.
– Gracias por esta charla, Pepe. Te esperamos en el teatro
– Gracias a ustedes. Ojalá la próxima vez no sea virtual, sino en el teatro, juntos. ¡Nos vemos en Salta!