El 45% de los españoles afirmó el año pasado haber utilizado inteligencia artificial (IA) generativa, principalmente para apoyar su trabajo, sus proyectos personales o sus estudios. El dato aparece en una encuesta mundial realizada por Google en la participaron 21.000 personas, 1.000 de ellas en la península ibérica. Que más de 20 millones de personas de un país utilicen en sus quehaceres diarios herramientas como Chatgpt o Deepseek tiene un innegable impacto ambiental -alto consumo de agua y energía- que científicos internacionales están intentando cuantificar en un planeta en crisis por el cambio climático. Frente a la opacidad de las grandes empresas digitales, que cada vez entregan menos información sobre las huellas de carbono de sus sofisticados modelos, algunos expertos empiezan a elaborar guías para utilizar la IA de la forma más eficiente posible. ¿Cómo? Eligiendo las aplicaciones según la necesidad -las que más razonan, más contaminan- y evitando las interacciones de cortesía, como los saludos o las gracias.
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