Detrás de una fachada de espiritualidad y yoga, funcionaba una red criminal que captaba mujeres en situación de vulnerabilidad con fines de explotación sexual. En el centro de la trama está Konstantine Rudnev, un ciudadano ruso sindicado como líder de la organización coercitiva Ashram Shambala, quien continuará detenido por 60 días más por decisión del juez Gustavo Zapata, tras el pedido del fiscal Fernando Arrigo.
La investigación se disparó luego de que, el 21 de marzo, una joven rusa de 22 años diera a luz en un hospital de Bariloche, y el personal médico advirtiera que estaba sometida por sus acompañantes. Fue el inicio de un caso estremecedor: la mujer habría sido captada, trasladada y explotada, y se intentó falsear la identidad del recién nacido, anotándolo como hijo del líder de la secta.
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Durante los allanamientos a casas alquiladas por la organización, se encontraron colchones en salones, ventanas bloqueadas, ropa erótica y pelucas. Las pruebas revelaron que el grupo planeaba fugarse del país. Algunos fueron detenidos en los aeropuertos de Bariloche y Buenos Aires.
El líder ruso cuando fue detenido en Bariloche.
EL PAÍS
Además del líder, hay 20 personas imputadas (un hombre y 19 mujeres, en su mayoría extranjeras), que seguirán el proceso en libertad con medidas de coerción, como la retención de pasaportes, prohibición de salida del país y presentación semanal ante la Policía. También se les prohibió cualquier contacto con la víctima y su bebé.
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Rudnev, que se encuentra en la Unidad 6 de Rawson, ya había sido condenado en Rusia por abuso sexual y era buscado en Montenegro desde octubre. La fiscalía sostiene que intentaba obtener nacionalidad argentina para luego radicarse en Brasil y consolidar el asentamiento de su secta en la región.