Durante décadas, Selma Blair convivió con un dolor crónico, fatiga extrema y síntomas neurológicos que afectaron su vida diaria. Sin embargo, esos signos fueron sistemáticamente ignorados o minimizados por médicos que, lejos de escucharla, atribuyeron sus malestares a causas superficiales. Recién en 2018, cuando tenía 46 años, recibió el diagnóstico correcto: esclerosis múltiple (EM) recurrente-remitente.
En una charla reciente durante la Cumbre de Salud Femenina de Flow Space, citada por Variety, la actriz explicó que los síntomas habían comenzado mucho antes: “Me diagnosticaron esclerosis múltiple en 2018. Resultó que probablemente tenía EM juvenil. Mi primera neuritis óptica fue cuando tenía unos siete años, lo que me dejó con un ojo vago debido al daño nervioso. Pero hubo muchas cosas que pasé por alto toda mi vida”.
Sobre esa línea, Blair recordó que, desde niña, atravesó episodios severos de dolor y debilidad física que nadie lograba explicar. “De niña me hacían tomografías computarizadas, iba al médico y a veces pasaba semanas en el hospital. Tenía fiebre, dolor, una fatiga insoportable y desgarradora que aún padezco”, detalló.

A pesar de sus síntomas, la actriz afirmó que muchos profesionales desestimaron sus señales de alerta, algo que hoy identifica como negligencia médica con sesgo de género.
“Mi madre preguntaba: ‘¿Por qué no le hacen una resonancia magnética?’. Y decían: ‘No lo necesita, probablemente le esté bajando la regla’. Pero si un chico de mi clase tenía dolor de cabeza, lo primero que hacían era una resonancia. A mí no me creían porque ‘parecía estar bien’, aunque tenía dolores de cabeza todo el tiempo”.
Un diagnóstico tardío y la decisión de contar su historia
La actriz contó que finalmente recibió el diagnóstico correcto después de más de 30 años de consultas médicas. Los síntomas que antes fueron atribuidos a “estrés” o “dolores de crecimiento” resultaron ser consecuencias de una enfermedad autoinmune que afecta al sistema nervioso central.

Al hacer pública su condición en 2018 a través de una publicación en Instagram, Blair encontró inesperadamente un espacio de empatía con otras personas que conviven con enfermedades crónicas: “Lo publiqué en mi Instagram para agradecer a la gente del set que me ayudó a seguir trabajando, porque no podía usar bien las manos ni quitarme la ropa. A veces todavía tengo problemas con la distonía, el habla y el movimiento. Pero cuando publiqué, vi que había un mundo que se sentía visto. Fue un consuelo para mucha gente… y también para mí”.
Hoy, a los 53 años, Blair asegura que atraviesa una etapa más estable: lleva meses sin recaídas, según reveló en abril. Aunque convive con síntomas persistentes, continúa comprometida con la visibilización de la EM y con la lucha para que otras personas no deban enfrentar lo mismo que ella: años de dolor sin respuestas ni diagnóstico.