Con un marco legal único en Argentina y acciones que combinan ciencia, prevención y justicia, Misiones consolida una política de Estado para evitar la extinción del yaguareté, un pilar del equilibrio ecológico en la región.
En la espesura de la selva misionera, el yaguareté —monumento natural nacional y provincial— es mucho más que un símbolo. Su presencia funciona como un termómetro ambiental: donde este felino sobrevive, la selva está sana. Por eso la provincia sostiene desde hace décadas una de las estrategias de conservación más sólidas de Sudamérica.
Misiones resguarda el 52% de la biodiversidad de Argentina, un récord nacional que obliga a redoblar esfuerzos. La protección del yaguareté es el corazón de esa política, que combina leyes estrictas, monitoreo científico y trabajo territorial.
Un blindaje legal sin precedentes
La Ley Provincial XVI Nº 22 lo declaró Monumento Natural y le otorgó protección absoluta, reforzada por la Ley XVI Nº 11 de Conservación de la Fauna Silvestre, que prohíbe de manera terminante su caza y fija multas equivalentes a cien sueldos mínimos, además de sanciones complementarias.
A este esquema se sumó recientemente un avance clave: el Decreto 2098/24, que ordena a la Fiscalía de Estado actuar de oficio ante cualquier hecho que afecte al felino. El Estado debe iniciar denuncias, demandas y constituirse como querellante en casos de caza, muerte no natural —incluidos atropellamientos—, tenencia y comercialización ilegal. Es un paso que convierte la protección en una política judicial activa.
Rutas más seguras y corredores biológicos protegidos
Uno de los mayores riesgos para la especie son los atropellamientos. Para reducirlos, la provincia intensificó controles y señalización mediante la campaña “Yo freno por la fauna”, que incluye radares, cartelería y análisis de tramos críticos. En zonas de alto tránsito animal, se instalan vallas, sistemas de alerta y protocolos de rescate para dar respuesta inmediata.
Convivencia con productores: una estrategia que marca agenda
En áreas rurales, el avance de la producción puede generar tensiones con la fauna silvestre. Para atender estos casos, Misiones implementó un mecanismo pionero que ofrece compensación y acompañamiento técnico a productores que hayan sufrido pérdidas por ataques de felinos. El objetivo es evitar represalias y promover prácticas de manejo que disminuyan el riesgo, equilibrando conservación y desarrollo productivo.
Ciencia y territorio: así se sigue la pista del yaguareté
Guardaparques, técnicos del Instituto Misionero de Biodiversidad (IMiBio) y organizaciones como Proyecto Yaguareté despliegan un trabajo constante de monitoreo mediante cámaras trampa, collares satelitales y relevamientos de campo. Estos datos permiten identificar corredores, priorizar zonas de conservación y anticipar riesgos.
Cuando un ejemplar se desplaza hacia áreas pobladas, se activa un protocolo de respuesta rápida que involucra al Ministerio de Ecología, la Policía y ONGs. El equipo captura, evalúa y reubica al animal, priorizando su bienestar y la seguridad humana. Además, campañas de tenencia responsable de mascotas buscan reducir encuentros conflictivos.
Un compromiso que sostiene el futuro del monte
La conservación del yaguareté no se resume a una acción aislada. Es un entramado que involucra leyes, ciencia, educación ambiental y una fuerte presencia territorial. Cada cartel en una ruta, cada denuncia atendida, cada productor acompañado y cada huella registrada forman parte de una política que entiende que el destino del felino es también el destino de la selva.
En un contexto global donde los grandes carnívoros desaparecen a un ritmo alarmante, Misiones se posiciona como un bastión de conservación. Mantener viva la presencia del yaguareté es garantizar que el monte siga latiendo. Su sombra entre los árboles recuerda que aún hay vida que proteger y un ecosistema que depende de ello



