Los ladridos de una perra, Mía, y sus arañazos desesperados en la puerta de la caravana de su familia se convirtieron en la primera voz de alerta del fuego. En la caravana de los dueños de Mía empezó, según los primeros indicios, el virulento incendio que calcinó ayer catorce caravanas, cuatro tiendas para acampar y un coche, en la madrugada del domingo al lunes.
El camping Vendrell Platja, junto a la playa de Sant Salvador, con 1.800 campistas, casi al 100% de su capacidad, pasó por culpa de una presunta sobrecarga en la red eléctrica de ser un apacible oasis, junto al mar, a un infierno.

Tres de los campistas afectados recogiendo ayer algunas de sus pertinencias en la zona afectada
Alba Marine / Colaboradores
El camping destaca como vital la “rápida actuación de su equipo con la colaboración de los campistas”
Alertados por la perra Mía, los dos inquilinos de la primera caravana afectada empezaron a gritar: “Fuego, fuego, fuego…”. Su alerta despertó a los vecinos de las caravanas más cercanas, campistas que sin pensarlo y cogiendo apenas sus móviles, carteras y bolsos, huyeron a pie buscando un lugar seguro. La autoevacuación de los campistas más cercanos al fuego fue vital. “El propio cliente se ha autodesalojado”, explicó Ramon Orriols, director del camping.
Después, evitó la propagación del incendio, más allá de las dieciséis parcelas devoradas por las llamas, la rápida actuación de los Bombers. Siete unidades enviadas a toda prisa alrededor de las 3.30 horas de la madrugada lograron extinguir el fuego en menos de cuatro horas.
No hay que lamentar ninguna persona herida a pesar de la virulencia de las llamas, en plena noche, cuando los campistas dormían. La perra Mía, la primera que detectó el fuego, falleció al desprenderse parte de la estructura de su caravana.
El verano sigue horas después de apagar el fuego
En la piscina del camping una animadora cogió el micrófono a las doce del mediodía de ayer para explicar a los campistas congregados junto al agua que se reanudaban las actividades. Una breve mención al incendio y el verano siguió con su paso frenético de agosto. A los campistas afectados ver que todo seguía con supuesta normalidad les removió las tripas. “Vaya mierda de vacaciones”. El camping asegura que no les cobrará nada, pero que realojarles es casi imposible porque no hay sitio. La mayoría son clientes de temporada que repiten cada año.
Una parte del camping, con casi 2.000 personas alojadas, tuvo que ser desalojada hasta primera hora de la mañana. Varios cientos de personas pasaron la madrugada junto al paseo marítimo, donde recibieron la solidaridad y ayuda de varios vecinos y del propietario de un bar cercano.
A primera hora de la mañana, medio centenar de personas, de las dieciséis familias instaladas en las parcelas calcinadas, se reunieron, una por una, con la dirección del establecimiento. Fue en este momento, después de una noche que no podrán olvidar, cuando se hizo visible su dolor e indignación.

Las dieciséis parcelas afectadas por el fuego quedaron arrasadas
Alba Mariné
Parte de los afectados considera que los responsables de la seguridad del camping no estuvieron a la altura, por lo que se tuvieron que autoevacuar en medio de una situación de “caos”. Entre los campistas, consternados al ver como sus pertinencias desaparecían bajo las llamas, se oyeron duras críticas hacia la dirección.
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Incluso algún campista denunció que no había funcionado bien el plan de evacuación del camping y que la boca de agua más cercana estaba demasiado lejos, por lo que fue imposible utilizarla en los trabajos de extinción. “Hace dos o tres años hubo otro incendio y ya nos quejamos que no había bocas de incendio ni extintores, y seguimos igual”, denunció Xavi Martos, con su caravana justo al lado del fuego, originario de Manresa. “El personal del camping no ha avisado, nos hemos despertado con las sirenas de los camiones de los bomberos. Ha sido un despropósito, podría haber sido una tragedia”, sostuvo Sergio Gómez, campista de Pamplona.
Los Mossos d’Esquadra, que enviaron a varios agentes a recoger pruebas y se reunieron ayer mismo con la dirección del camping, han abierto una investigación para esclarecer lo sucedido.
“El incendio lo ha detectado el propio personal de seguridad del camping, que ha avisado y dado la alarma, se ha evacuado la totalidad del camping y han llegado los servicios de emergencias para extinguir el fuego. Y gracias a Dios, no hay que lamentar ningún daño personal”, añadió el director.
“Ha sido un caos, los propios vecinos y campistas nos hemos ayudado y hemos salido como hemos podido, si es por la seguridad del camping nos calcinamos todos”, denunció Andrea Martínez, que vio como el fuego quemaba la caravana que hasta ayer habitaba con su pareja, sus padres y su hija. “Si la perra no llega a avisar, hubiera habido muertos”.
Acerca de las causas, todo apunta a un origen eléctrico, posiblemente una sobrecarga en el sistema de abastecimiento de una de las caravanas. En medio de la noche tórrida del domingo al lunes, la red eléctrica funcionaba a máximo rendimiento, con muchos aires acondicionados y sistemas de ventilación conectados.
El camping emitió ayer tarde, tras escuchar las críticas de los afectados, un comunicado para destacar como vital la “rápida actuación de su equipo con la colaboración de los campistas”, a los que agradeció su “serenidad”.