Durante años, los diagnósticos sobre el atraso digital en América Latina se centraron en la infraestructura: cables, antenas, acceso a internet. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que el desafío más urgente no es técnico, sino humano. El déficit de habilidades digitales amenaza con dejar a la región al margen de la economía global en pleno auge de la inteligencia artificial.
Una brecha más profunda que la conectividad

Las cifras hablan por sí solas. Mientras que en los países de la OCDE el 91% de los hogares dispone de internet, en América Latina la media apenas llega al 67%. Menos del 10% tiene fibra óptica en casa, lo que frena la adopción de tecnologías emergentes.
Pero lo más alarmante no es la falta de infraestructura, sino la escasez de competencias. Según la investigación, en países como Ecuador y Perú apenas entre el 5% y el 7% de la población alcanza habilidades digitales básicas. Y sin esas destrezas, cualquier inversión en redes corre el riesgo de ser infrautilizada.
La trampa de ingreso medio y el estancamiento
El informe, titulado Habilidades para la economía digital, advierte que América Latina se encuentra atrapada en la llamada “trampa de ingreso medio”. Es decir, la región logra ciertos avances económicos, pero carece de un círculo virtuoso que conecte educación, productividad e innovación.
La digitalización podría aportar hasta un 5,4% del PIB regional hacia 2030. Sin embargo, también amenaza con automatizar hasta 114 millones de empleos. Los sectores más expuestos son los que dependen de tareas rutinarias: manufactura, comercio minorista o servicios administrativos. La paradoja es clara: la misma tecnología que promete crecimiento puede ampliar la precariedad si no se gestiona con formación adecuada.
Más que tecnología: una estrategia de habilidades

El estudio insiste en que no basta con aumentar la cobertura tecnológica. La clave está en formar capital humano capaz de aprovecharla. Para ello, propone clasificar las competencias digitales en tres niveles: técnicas (programación, análisis de datos, ciberseguridad), blandas (pensamiento crítico, comunicación, trabajo en equipo) y generales (alfabetización digital).
Sin un marco común que organice estas categorías, los países carecen de una hoja de ruta para coordinar políticas públicas y alianzas con el sector privado. La experiencia internacional es clara: Corea del Sur y Europa avanzaron gracias a estrategias nacionales de largo plazo, mientras que en América Latina predominan iniciativas aisladas.
Una decisión urgente para la región
La inteligencia artificial podría convertirse en un motor de productividad para América Latina, pero solo si la región invierte en capacidades humanas al mismo ritmo que en infraestructura. De lo contrario, corre el riesgo de quedar reducida a exportadora de materias primas, relegada en las cadenas de valor globales.
El futuro digital no depende únicamente de cables ni de satélites: depende de las personas que sepan usarlos. Esa es, según los expertos, la gran deuda pendiente.