Brasil fue el primer destino de las numerosas giras que Francisco emprendería por Latinoamérica / AFP
Francisco, el Papa que el 13 de marzo de 2013 llegó al trono de San Pedro desde su Buenos Aires natal, “desde el fin del mundo”, para convertirse en el primer pontífice latinoamericano (y argentino) en la historia de la Iglesia Católica recorrió en los doce años de su papado todos los continentes, con 47 viajes fuera de Italia y el Vaticano y visitas a 66 países. De esas travesías, siete fueron dedicadas a América Latina, región postergada en la que regó su mensaje de inclusión social, defensa de los más vulnerables y llamados a la paz mundial. Desde su primer viaje a Brasil, en 2013, hasta su gira de 2019 en Panamá, su última visita a la región.
América Latina fue la tercera región más visitada por Francisco, después de Europa (20 viajes) y Asia (14). Sin embargo, una cuenta pendiente queda sin saldar con su muerte: el regreso como Papa a la Argentina, el país que lo vio nacer y que permaneció ausente en su agenda.
Porque aunque el Santo Padre solía nombrar a tierra natal en sus discursos y más de una vez expresó intenciones de reencontrarse con sus compatriotas, esto nunca se concretó. En varias ocasiones, incluso, tuvo que aclarar que su regreso estaba condicionado por la situación política y social del país, así como por otras prioridades de su liderazgo global. La mentada grieta, probablemente, haya pesado en su decisión final.
Además de la Argentina, el Papa dejó otros países de América del Sur sin pisar en su pontificado: Uruguay y Venezuela, además de Surinam, Guyana y Guayana Francesa.
Como contrapartida, tres destinos en la región marcaron el pontificado de Francisco. En primer lugar, el de Brasil de 2013, donde de alguna manera propone por primera vez y de modo formal su agenda de reforma eclesiástica. Esa visita estuvo centrada en la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, un evento que reunió a millones de fieles en la playa de Copacabana. Fue allí que dejó dos frases para los jóvenes por las que hoy se lo recuerda: “Hagan lío” y “No balconeen la vida”.
Además, su presencia fue especialmente significativa en países como Colombia, donde respaldó el proceso de paz tras los acuerdos con las FARC, y en México, donde denunció la violencia del narcotráfico y la corrupción. Además, sus históricas visitas a Cuba y Estados Unidos en 2015 marcaron un hito en la diplomacia vaticana, consolidando su papel como mediador en el acercamiento de ambos países.
También marcó un hito su viaje a Perú, que hoy es considerado “profético” por los especialistas, ya que con su encuentro con comunidades amazónicas abrió “el desafío por la casa común y específicamente por la Amazonia”.
Aunque, sin dudas, el viaje más desafiante para Francisco en la región fue el que hizo a Chile en enero de 2018, cuando dijo sentir “vergüenza” por los abusos de parte de sacerdotes a niños y adolescentes.