Sostener que desde el Centro Cívico nadie habla es un error. Las usinas de rumores y charlas en off de record sobran y se repiten en muchos despachos. Lo mismo ocurre cruzando la calle hasta la Legislatura Unicameral. Pero no es lo mismo alimentar al ecosistema de trascendidos que sólo consume el microclima de la política que sentar posicionamientos claros ante hechos importantes o graves.
La decisión del gobernador Martín Llaryora de optar por el silencio ante casos como el cryptoescándalo $Libra, el impuestazo provincial, la designación por decreto de dos ministros de la Corte Suprema, la desaparición del niño Lian Flores Soraide, la amenaza de intervención federal a un gobernador colega o la amenaza y agresión a un diputado nacional en la noche del sábado en el Congreso se parece bastante a mirar para otro lado. El mandatario que la noche del triunfo electoral se mostró como la cara de la nueva generación política elige parecerse a aquello que venía a renovar.
El silencio que cultivó Juan Schiaretti de modo exasperante en los últimos dos mandatos tiene indudables beneficios porque evita la instalación de agenda, las lecturas apresuradas, los malos entendidos y la anticipación de jugadas. Como correlato ocasiona un grave daño a la confianza de la sociedad que espera de sus dirigentes posicionamientos claros y te excluye de la conversación pública. Como ocurre con los hijos siempre es bueno mantener charlas fluidas sobre todos los temas para que cuando se deben dar los intercambios serios el canal de diálogo esté abierto y fluya con franqueza.
Pero en política más importante que lo que se dice o se calla es lo que se hace, y bajo el paraguas del respeto por la institucionalidad Llaryora se sentó junto a otros cinco gobernadores en la Apertura de Sesiones Ordinarias del Congreso a escuchar a Javier Milei decir que avanzará hasta lograr “la desaparición misma del Estado”. Acaso la promesa presidencial de hacer desaparecer la institución fundamental sobre la que se asienta el orden social no merece mayores comentarios
El sábado se vio a un presidente herido por varios escándalos y con apoyos menguantes que insistió con la lógica de la confrontación total y contra todos. En el El arte de la guerra, antiguo tratado militar chino, el maestro Sun Tzu afirmaba hace 25 siglos no haber visto a ningún experto guerrero mantener una campaña por mucho tiempo sin caer en su propia ruina.
En su afán de rivalizar con CFK, Kicillof, las provincias, el Congreso y el periodismo ahora Milei suma como contendiente a Facundo Manes. Lo que hizo el neurocirujano fue de manual: estaba donde lo exigía su cargo, en su banca; provocó al arco libertario blandiendo un ejemplar de la Constitución Nacional y fue agredido a la vista de muchos por Santiago Caputo, quizás el personaje más oscuro del arco libertario.
¿Será capaz Manes de capitalizar su momentum para ascender en el ranking de opositores? ¿Qué pensará Rodrigo de Loredo sobre la conveniencia de una alianza con el signo político que maltrata a sus correligionarios? Por ahora el diputado nacional seguirá en su cruzada contra el aumento de los impuestos y cuya bancada votó a favor en general en diciembre por pedido de los intendentes . El tema le permite mantenerse en el radar y fuera de cualquier mención al armado de las listas para octubre, asunto sobre el cual instruyó a todos sus referentes que no hablen en público porque asegura “no le interesa a la gente”.
En tanto Luis Juez mantiene una inusual calma declaratoria y sólo usó su cuenta en la red X para felicitar al presidente por su discurso del fin de semana. Nada dijo allí del nombramiento en comisión de dos ministros de la Corte Suprema a pesar de que en numerosas ocasiones se refirió al juez federal Ariel Lijo como “todo lo que está mal”.
Excelente discurso el de hoy @JMilei , que DIOS te ilumine y acompañe para que podamos recuperar la esperanza de que otro país es posible. 🇦🇷 pic.twitter.com/jPPSmgTW1v
— Luis Juez (@ljuez) March 2, 2025
En declaraciones radiales afirmó que «es un error del Gobierno insistir con una mecánica que contraviene la norma constitucional». Si es cierto que Milei y sus colaboradores suelen patrullar las redes buscando traiciones nada hallarán, al menos en la ex Twitter del senador, sobre el asunto.
Mientras tanto el gobernador Llaryora deberá pensar qué hará sobre el pedido de apoyo del presidente a un eventual acuerdo con el FMI que deberá pasar por el Congreso. Hasta el momento, más allá de tibios distanciamientos el cordobesismo le votó a favor cada iniciativa importante incluida la Ley Bases. ¿También lo hará esta vez a pesar de que nunca obtuvo nada significativo excepto no quedar en el arco de la furia tuitera del libertario?
Apoyarlo podría traer beneficios palpables si hubiera interlocutores válidos y confiables con quienes negociar pero en el Panal dedicaron largas horas a conversaciones con Guillermo Francos pero poco prosperaron en medidas concretas.
Qué puede pasar en la política argentina en los próximos días es una incógnita incluso para las más altas esferas del poder ante un presidente que tiene la remanida costumbre de acelerar cuando ve una curva.
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