Brenda, Morena y Lara

Christian Sanz

El 13 de agosto de 2008, la sociedad argentina se vio conmocionada por el hallazgo de tres cuerpos sin vida en un descampado de General Rodríguez, provincial de Buenos Aires.

Se trataba de los cadáveres de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina. La investigación, que hoy se encuentra estancada, llevó hasta un grupo de narcos comandados por el poder político de entonces.

Algo similar a lo que sucede en estas horas con el triple asesinato de Florencio Varela, en el marco del cual aparecieron mutiladas Brenda del Castillo (20), Morena Verdi (20) y Lara Morena Gutiérrez (15).

En uno y otro caso aparecen elementos similares, situaciones casi calcadas, inquietantes coincidencias. Y nada parece casual.

En primer lugar, ambos hechos sucedieron en la provincia de Buenos Aires, gobernada por el kirchnerismo. Más aún: las dos tramas se dieron en terruños donde el narcotráfico es fértil.

En segundo término, debe destacarse la lentitud de la Justicia a la hora de actuar. En 2008, reputados funcionarios judiciales le dijeron a las viudas de Forza, Ferrón y Bina que esperaran, que seguramente “se habían ido de joda”.

En el caso de Brenda, Morena y Lara sucedió algo parecido. La Justicia le pidió a la familia que esperaran al menos 48 horas. Incluso demoraron un peritaje telefónico que hubiera sido revelador.

En tercer lugar, aparece la sombra del presunto “mexicaneo” de droga. En 2008, se trató de efedrina; ahora se habla de varios kilos de cocaína.

Cuarto: en ambas situaciones, las víctimas fueron brutalmente torturadas. En General Rodríguez el más afectado fue Forza; en Florencio Varela, la pequeña Lara.

Quinto: en los dos hechos, aquellos que luego serían asesinados fueron convocados de manera engañosa a sendas tramas de “negocios”. Que derivaron en sus muertes.

No son las únicas similitudes, pero sí las más relevantes. Y llevan a una conclusión unívoca: la Argentina ha dejado de ser un país de tránsito de drogas para convertirse en territorio de producción de narcóticos. Mal que les pese a los políticos que insisten en decir lo contrario.

El dinero de los traficantes de estupefacientes compra silencios y voluntades, paga campañas políticas, no sólo en Buenos Aires, sino también en provincias del norte del país. Y ello les regala impunidad a los narcos para hacer lo que se les canta. Son literalmente intocables.

Resolver la cuestión de la droga es complejo, más no imposible. Pero requiere voluntad política. Y no la hay. Básicamente porque el narcotráfico es el negocio más rentable del mundo.

Mueve cerca de 320 mil millones de dólares por año, según la ONU. Hace 30 años, ese número era muy menor: 60 mil millones. Ello explica todo.

Seguinos en

Google News