Con los pantanos de las cuencas internas al 78% de su capacidad, más del doble que hace un año, las restricciones de agua más severas han desaparecido de la mayoría de municipios. Sin embargo, la mitad de las localidades de la Costa Brava mantienen el cierre de sus duchas con el fin de ahorrar y concienciar a la población de que aquél episodio, tarde o temprano puede volverse a repetir.
A pesar de que hoy no queda ya ninguna localidad en fase de emergencia, que implicaba severas restricciones como la prohibición del uso de duchas o lavapiés en las playas, los ayuntamientos de Cadaqués, Portbou, Port de la Selva, Llançà y Sant Pere Pescador mantienen vigente la medida, aunque ya no sea obligatoria. El Alt Empordà, fue una de las comarcas más castigas por la sequía y de las últimas en salir de la emergencia. Los alcaldes argumentan la restricción por “prudencia” y “responsabilidad”.
Hay ayuntamientos que prescinden por “responsabilidad” pero muchos bañistas lo ven un “servicio básico”
“La sequía aun no se ha revertido completamente y en playas naturales, como las nuestras hay que ser respetuosos”, explica el alcalde de Sant Pere Pescador, Agustí Badosa. Pero hay otras muchas razones para cerrar el grifo. “Se ha aplicado también por un tema de higiene, ya que había gente que las usaba para aseo personal”, dice el edil de Serveis Marítims de Cadaqués, Manel Rahola. En Mont-ras no las echan en falta porqué sus calas salvajes, a las que solo se accede a pie o por mar, nunca han contado con instalaciones de este tipo.
Otros pueblos costeros han optado por poner en servicio solo los lavapiés. En esta situación se encuentran, por ejemplo, Roses, l’Estartit, Palamós, l’Escala o Castelló d’Empúries. Este último sí tiene abierta la ducha adaptada en Empuriabrava.
En Lloret de Mar
La desalinizadora que no llegó
La desalinizadora que un grupo de hoteleros de Lloret de Mar anunció que compraría en febrero de 2024 para poder rellenar piscinas, cuando los pantanos estaban bajo mínimos, nunca llegó a utilizarse. La máquina ni siquiera salió de la empresa de Valencia que la estaba fabricando porqué el fin de la fase de emergencia ya no la hacía necesaria. El presidente del gremio, Enric Dotras, explica que los hoteleros pagaron el 30% de la infraestructura a modo de paga y señal y que si la situación empeora, no se descarta completar su compra.
El no disponer de un servicio que muchos consideran “básico” para una playa, genera reacciones de todo tipo, aunque la gran mayoría de bañistas las echan en falta. Mònica Muñoz y Paula Barceló, dos jóvenes de Banyoles, consideran que debería haber al menos una ducha en cada playa, y más cuando ya no hay restricciones.
“Entendemos que la gente debe concienciarse de no malgastar, pero debería haber unos mínimos”, explican Gisela Márquez y Javi Jiménez, de Santa Eugènia de Berga (Osona), con su pequeña en brazos desde la playa de Riells, en l’Escala. “Los adultos nos apañamos, pero los niños que se llenan de arena hasta las orejas deberían disponer del servicio”, explica la madre.
Cadaqués, Portbou, Port de la Selva, Llançà o Sant Pere Pescador carecen de duchas en sus playas o calas
“Se agradecería para quitarse la sal e ir más cómodo a casa, tener ducha es un plus para la playa”, expresan un grupo de amigos. Una de ellas, vecina de Mataró, apostilla: “Pero, en realidad, tampoco es tan importante”. En una playa sin duchas, hay quien se las ingenia para quitarse la arenilla de entre los pies. Maria, residente en suiza y con un apartamento en primera línea de mar, utiliza un pequeño cepillo de escoba para eliminar cualquier grano que le quede entre los dedos.
En once municipios han instalado duchas y lavapiés, pero con restricciones, ya sea en el número de surtidores o reduciendo el caudal. En Blanes y Lloret de Mar, por ejemplo, solo habilitan la mitad de puntos de otros años. En la playa de Tamariu (Palafrugell) las duchas solo funcionarán entre las 9 de la mañana y las 9 de la noche para evitar un mal uso.
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Platja d’Aro contará con los mismos puntos que antes de la sequía, pero con menos caudal. En Pals, Sant Feliu de Guíxols, Sant Antoni de Calonge, Begur o Tossa de Mar las duchas están de vuelta. La edil de Tossa, Imma Colom, explica que han adoptado esta decisión para evitar que la gente acuda a los baños públicos para lavarse.