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viernes, junio 27, 2025

“Sin la connivencia de la derecha y la oposición, Milei no sacaría adelante ninguna ley”

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Abogada, activista, exdiputada nacional, dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas y excandidata a la Presidencia del Gobierno por el Frente de Izquierdas, Myriam Bregman (Timote, 1972) es el referente con más proyección de la izquierda argentina. También es estandarte de la lucha feminista, de la lucha por los derechos humanos y de los derechos de los y las trabajadoras. Se destacó como abogada de causas señeras contra los abusos policiales –lo que en Argentina se llama “gatillo fácil”– como querellante contra Américo Balbuena –un policía infiltrado como periodista para espiar a miembros de las organizaciones sociales ¿les suena la historia?– y contra el exjefe de policía Osvaldo Etchecolatz, a quien consiguió que se le condenara por crímenes de lesa humanidad y por genocidio político. Siempre ha militado en el mismo partido, cosa que solo practica la izquierda en Argentina. Leer el currículum de sus adversarios recientes en las legislativas de Buenos Aires es aturullarse. El que empezó como alfonsinista se pasó al peronismo y después al macrismo, la que era macrinista ahora es peronista conservadora, el que era peronista progresista se pasó al macrismo y después al mileismo. Y si a esto le suman que en cada elección sus partidos se llaman de una forma distinta, el trajín es indescifrable. Eso sí, todos ellos terminan apoyándose de alguna manera. La izquierda argentina va por otro lado. Bregman viene de concentrar a dos mil personas en París y dará dos charlas en España: Barcelona y Madrid. En el Palau de la Música de Barcelona, CTXT se encuentra con ella.

Un año y medio después de la llegada de Milei a la presidencia, ¿qué balance se puede hacer sobre la situación actual de la Argentina?

Ha sido un año y medio de destrucción. No solo en lo material y en lo económico, sino también en otras luchas. Se han destruido derechos que conquistamos las mujeres y los defensores de la diversidad sexual en la calle, se han suprimido derechos laborales, se han destruido y reprimido derechos como el de la protesta social o el de la libertad de expresión y se ha modificado el sistema electoral para intentar perpetuarse en el poder. Es decir, este año y medio más que una motosierra ha sido una ametralladora contra derechos y conquistas. En Argentina, la protesta social ha sido siempre un derecho respetado. Este gobierno lo ha criminalizado. Criminaliza a organizaciones sociales y criminaliza la posibilidad de protesta mediante violaciones a los derechos humanos en todos los ámbitos. Ahora, en los últimos días, a todo esto se le suma el espionaje. Empiezan a aparecer casos de espionaje y de corrupción. Mientras, aumenta el número de personas viviendo en la calle y la pobreza. Milei ha conseguido que más del 60% de la población infantil viva en la pobreza.

En definitiva, es un gobierno clásico de la extrema derecha, pero hay que decir que todo esto no podría estar ocurriendo sin la complicidad de otros sectores. Por un lado, las direcciones sindicales, que han estado prácticamente ausentes en todo este tiempo. Como ejemplo, la aprobación de la Ley de Bases que destruye la legislación laboral argentina y ante la que no hicieron nada. El día que se votó la ley hubo movilizaciones en Buenos Aires, mientras toda la cúpula de la CGT estaba en Ginebra. Cuando se votó por segunda vez, estaban en el Vaticano. Esto lo señalo porque no hay que culpar a la sociedad de no enfrentarse a Milei. De hecho, se están dando las movilizaciones más grandes que se recuerdan en el país. Cada vez que hay una convocatoria, la sociedad responde masivamente. Los trabajadores y trabajadoras responden.

Se están dando las movilizaciones más grandes que se recuerdan en el país

Por otro lado, ninguna de estas leyes y medidas podría llevarse a cabo sin la connivencia de la derecha y de la oposición. Milei ganó, pero la mitad de la población no le votó, así que para gobernar ha tenido que pactar con sectores del peronismo y con el PRO (Propuesta Republicana), a lo que se suma la ayuda internacional del Fondo Monetario. De hecho, el plan económico se estaba derrumbando, había un repunte de la inflación y Milei logró que Donald Trump le consiguiera 20.000 millones de dólares a través del Fondo Monetario. Aunque parezca una cifra muy grande, 14.000 millones más o menos son para repago al propio fondo. Pero esta inyección de dólares le permite respirar durante este año. De momento, le ha permitido ganar en la ciudad de Buenos Aires.

Y, en tercer lugar, no se puede entender todo lo que está pasando sin pensar de dónde venimos. Venimos de un gobierno de derecha, el de Mauricio Macri, muy violento. La ministra de Seguridad era Patricia Bullrich, la misma ministra de Seguridad actual, que nos reprimía y nos perseguía. Después, el peronismo, con Alberto Fernández y Cristina Kirchner, logró vencer diciendo que venía a terminar con todo aquello, que iba a terminar con el hambre, que volvería a llenar la heladera, que volvería el asadito a todas las casas de la Argentina. Eso generó muchas expectativas, sobre todo en sectores como el de las mujeres o el de la juventud. Sumó rápidamente a sindicalistas, a referentes feministas, ecologistas y configuró una gran coalición que iba desde la derecha peronista tradicional hasta la más progresista. Todo eso se integró en Unión por la Patria diciendo que se necesitaba una gran unidad para terminar con la derecha. El gobierno fue un fracaso, un fracaso total. La inflación se hizo insoportable para las vidas de las familias. Cobrabas tu salario y no sabías cuántos días te iba a durar. La pandemia fue durísima, con muy poca asistencia del Estado. Las vacunas tardaron mucho tiempo en llegar. Murió mucha gente. Las jubilaciones fueron duramente atacadas durante el gobierno de Alberto Fernández por orden del FMI. Cuando se pide ayuda al FMI una de los requisitos es achicar el sistema jubilatorio. De igual manera, Alberto Fernández llegó a decir que venía a terminar con el patriarcado, que las mujeres ya podíamos estar tranquilas, pero la violencia de género aumentaba y la ayuda o programas contra la violencia de género se quedaban en mínimos. Se creó el Ministerio de la Mujer, Género y Diversidad. Un muy buen nombre, pero fue el ministerio de todo el gobierno que menos presupuesto tuvo. Es decir, fue un gobierno que generó muchas esperanzas y produjo un gran desencanto, un gran enojo. A grandes expectativas le siguieron enormes frustraciones. Y ahí apareció Milei diciendo que iba a acabar con ese Estado y con esa casta. Solo así se puede entender por qué ganó Milei y cómo hemos llegado hasta aquí.

A pesar de este panorama, La Libertad Avanza ha triunfado en las últimas legislativas de la Ciudad de Buenos Aires. La izquierda, que en su momento fue criticada al pedir el voto en blanco en el balotaje de Macri-Scioli, ha obtenido unos resultados…

Espera, perdona la interrupción, pero quiero aclarar eso. Quiero contestar esa crítica porque es una crítica del peronismo, eso no lo piensa la sociedad argentina. Es exactamente al revés. Scioli, vicepresidente con Kirchner, ahora es secretario de Turismo y Deportes con Milei. Desde la izquierda alertamos sobre él y ahora todo el mundo sabe que teníamos razón. Solo el peronismo, que estaba decidido a dar un giro total hacia la derecha poniendo a alguien tan de derechas como Scioli, hace esa crítica, pero en la Argentina nadie se anima a decir eso, porque Scioli rápidamente demostró quién era y dónde se ubicaba. Lo mismo ocurrió cuando el balotaje de Massa y Milei. Actualmente, Sergio Massa trabaja para un fondo buitre, que son los que están llevando a nuestro país a que los niños no coman. El peronismo siempre argumenta que el problema de la Argentina es la izquierda y, viniendo la crítica de donde viene, eso es un reconocimiento que nos ha valido que a día de hoy tengamos el bloque más grande que jamás tuvo la izquierda en la Argentina.

¿Qué papel, entonces, está jugando esa izquierda como oposición y por qué parece que no tiene llegada a la ciudadanía?

Es que no es así. Acabamos de ir a elecciones en Jujuy y allí somos la segunda fuerza. Le ganamos al peronismo en Jujuy, que era una provincia tradicionalmente peronista. En San Salvador de Jujuy, en la capital de la provincia, salimos segundos. Lo que se ha derrumbado es el peronismo que está sumamente fraccionado y continuamente busca culpas exógenas. En la ciudad de Buenos Aires cambiaron el sistema electoral, votado por el peronismo y por el gobierno de Macri, creyendo que así iban a perjudicar a La Libertad Avanza y La Libertad Avanza terminó ganando con un 30% de los votos. Todas estas estrategias generaron mucha apatía. De hecho, el 30% que saca la fuerza de Milei es solo un 15% del padrón, porque la otra mitad no fue a votar. Fraccionaron el sistema electoral al modificarlo y hubo 17 listas electorales en una sola ciudad, ¡17 listas!, de las cuales, solo cinco obtuvimos representación legislativa. En el caso de la izquierda lo hemos logrado, además, sin ayuda del Estado, sin posibilidad de campaña, sin nada. Solo te mostraban tres opciones: el candidato de Milei, el candidato de Macri y el del peronismo. Eso era lo único que veía la población y, a pesar de eso, obtuvimos representación legislativa. Creo que estamos dando pelea y que el reconocimiento que tenemos en la calle es enorme. Una frase que la gente me repite mucho en Buenos Aires es: “Ustedes pueden caminar por la calle” y eso para mí es el mejor reconocimiento que me pueden hacer, porque la izquierda no se vende y tiene coherencia. Y eso que el momento mundial es conservador, aquí en España lo sufren también. Pero vemos avances importantes en la construcción política y en la construcción electoral hay distritos en los que estamos haciendo muy buenas elecciones, a pesar de toda esta manipulación.

Usted es también un referente de la lucha feminista y fue muy crítica con el falso lavado de cara que significaba darle la vicepresidencia a Victoria Villarruel. Con cuestiones como el aborto en entredicho, ¿cuál es la situación ahora mismo del feminismo? ¿Cómo está articulado y en qué batallas anda inmerso?

El feminismo fue muy atacado desde el peronismo, incluidos sus sectores más progresistas que dijeron que si Milei había triunfado era porque las mujeres habíamos reclamado demasiado. Milei se suma a esa acusación para decir que hay que terminar con el feminismo y que hay que terminar con los reclamos de la diversidad de género. Por tanto, es importante señalar que cuando uno empieza a concederle a la ultraderecha sentidos comunes, como que las mujeres demandan demasiado y que la diversidad sexual reclama en exceso, se está sembrando para que la ultraderecha se fortalezca. Y mientras, en Argentina crecieron los homicidios por violencia de género, crecieron los crímenes de odio y crecieron los actos de homofobia. Todo esto ha aumentado mucho durante el gobierno de Javier Milei. El peronismo aplacó al feminismo con promesas para luego culparle, pero ahora, por suerte, el feminismo empieza a despertar de nuevo. La marcha del 8 de marzo fue muy grande en la Argentina y después del discurso de Milei en Davos, donde atacó a la diversidad sexual, hicimos una movilización como hacía años que no se veía. Literalmente era imposible caminar.

¿Y el resto de movimientos sociales? La juventud universitaria, los pensionistas, los sindicatos ¿están articulados, se movilizan?

Nuestro esfuerzo es porque se articulen, pero sus direcciones se oponen. De hecho, Milei no está fuerte –y menos tras el escándalo de la criptoestafa, ya que quedó muy herido en muchos sectores de la derecha que le votaron por un discurso anticorrupción y ahora ven que es la misma corrupción de siempre– pero Milei se fortalece con la pasividad de los movimientos obreros y sociales y con el soporte de la oposición. Solo tiene siete senadores, pero con una oposición que es cómplice o que no lo enfrenta suficientemente, se puede explicar que Milei hoy siga estando donde está. Por eso nuestra tarea inmediata es recuperar que los sindicatos vuelvan a ser verdaderas herramientas de lucha, recuperar el movimiento estudiantil para que salga a las calles y poder derrotar el plan de Milei que, en realidad, es el del Fondo Monetario, porque detrás de Milei está el FMI. Lo que pasa en Argentina se decide en Estados Unidos. Se puede votar una ley en Argentina, como el aumento jubilatorio, pero si el Fondo Monetario dice que hay que vetarlo, Milei lo veta.

Milei se fortalece con la pasividad de los movimientos obreros y sociales

Comentaba usted que también ha habido un aumento de la presión y la represión contra el periodismo.

Sí, el periodismo está siendo muy perseguido y muy señalado. Fíjese que la izquierda es sistemáticamente ignorada por los medios y nos vemos obligados a hacer nuestras campañas y nuestras defensas políticas sin apenas apoyo, pero desde el Gobierno hay, en este momento, un ataque muy concentrado contra la libertad de prensa y contra periodistas concretos. Por lo tanto, hay que pelear y solidarizarse con esos periodistas. Más allá de los vetos de los medios a la izquierda y de sus ideas, hay que respetar y defender el derecho a la libertad de prensa y a poder expresarse libremente. Con Milei todo eso está en peligro.

Usted consiguió que, en el juicio contra el exjefe de policía, Osvaldo Etchecolatz, se cambiara la calificación del delito y se le culpabilizara de genocidio político. Con esa experiencia y como experta en derechos humanos ¿qué le parece la actitud del gobierno argentino ante el genocidio palestino y el exterminio sistemático de los Derechos humanos por parte de Israel?

Una corrección. Yo no lo conseguí. Éramos un colectivo de abogados. Es verdad que me tocó ser la primera en alegar, pero fue un logro colectivo. En cuanto a la postura de Argentina respecto a Palestina, estamos ante una situación muy dolorosa. Argentina es uno de los pocos países que, todavía, justifican los peores crímenes imaginados y hacen una defensa de Israel. Cuando se ve un genocidio a cielo abierto, cuando el hambre se usa como arma de guerra, cuando ves que se está llevando a cabo una limpieza étnica es vergonzoso y doloroso que tu país lo justifique. Se ha convertido, además, en un tema muy delicado para quienes seguimos denunciando, porque estamos siendo amenazados. Yo misma he sufrido amenazas personales, muy violentas, por haber expresado mi solidaridad con el pueblo palestino, aclarando que nos duelen las víctimas civiles y que nos duele, obviamente, lo que viene pasando en Palestina desde hace muchísimos años y señalando que hay un genocidio en este momento. Lo dije en el debate presidencial y fui atacada con amenazas violentas muy serias. Hace poco ocurrió algo escandaloso. En plena campaña electoral de la Ciudad de Buenos Aires –con los candidatos de Milei y de Macri totalmente alineados con el Estado de Israel– el candidato del peronismo, Leandro Santoro, asistió a una reunión de parlamentarios para fomentar la amistad con el Estado de Israel. En plena campaña electoral. Fue un hecho bochornoso que, aunque en la prensa argentina pasó desapercibido, nos duele muchísimo. En el momento de mayor hambruna, cuando ya nadie puede discutir que lo que está pasando en Israel es una limpieza étnica y recordando el genocidio que vivimos en nuestro país, cómo no vamos a señalar este hecho terrible ¡El candidato del peronismo, su cabeza de lista, Leandro Santoro, va a una reunión de parlamentarios de apoyo al Estado de Israel en plena campaña electoral! La posición de las fuerzas políticas en relación al genocidio es escandalosa. Mientras, muchos de mis compañeros del Frente de Izquierda tienen causas judiciales por haberse pronunciado contra el genocidio palestino. Nos hemos quedado solos.

La fortaleza de la comunidad judía en Argentina tiene mucho que ver con esto, ¿no?

Yo soy de origen judío y jamás nuestros abuelos hubiesen defendido algo así. Nos educaron para otra cosa, nos educaron para ser solidarios con los pueblos del mundo. Porque la Argentina fue solidaria cuando mi abuelo se escapó de lo que hoy sería Bielorrusia y, otra parte de mi familia, de lo que hoy sería Ucrania. Se escaparon de las persecuciones a los judíos y se refugiaron en la Argentina. Nadie puede querer que esas mismas matanzas que sufrieron ellos se les cause a otro pueblo. Me da escalofríos solo de contarlo porque es la historia de los judíos en la Argentina, que fueron parte de la fundación de los sindicatos y que fueron parte de la fundación de los movimientos comunistas y anarquistas. La izquierda argentina tiene muchos apellidos judíos en su historia y hoy esa memoria está siendo utilizada para cometer una masacre. En la Argentina, todas las instituciones se han convertido en instituciones prosionistas, que en realidad quiere decir que son progenocidio. Nosotros decimos no en nuestro nombre. No en nuestro nombre.

Redacción

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