Un partido condicionado desde el inicio
Sin Lionel Messi, preservado tras una sobrecarga muscular y autorizado por el cuerpo técnico a quedarse con su familia, la Albiceleste afrontó el compromiso con varias modificaciones en la formación inicial. Thiago Almada heredó la camiseta número 10, en un gesto que marcó la transición hacia nuevas figuras.
El encuentro se complicó rápidamente: a los 31 minutos, Nicolás Otamendi fue expulsado y dejó al equipo con un hombre menos. Ecuador aprovechó la ventaja y, poco después, Enner Valencia convirtió de penal el único gol de la noche.
En la segunda parte, Moisés Caicedo vio la roja y el partido quedó igualado en número de jugadores, pero Argentina no encontró claridad ofensiva ni volumen de juego para revertir el resultado.
Formación y cambios
Scaloni apostó por Emiliano Martínez en el arco; Montiel, Otamendi, Balerdi y Tagliafico en defensa; De Paul, Paredes y Almada en el medio; y un tridente ofensivo con Julián Álvarez, Lautaro Martínez y Nico González. Pese a la jerarquía de nombres, el equipo mostró desconexión entre las líneas y falta de peso en ataque.
Clasificación asegurada, pero con dudas
La derrota no alteró la clasificación de Argentina, que finalizó primera en la tabla, mientras que Ecuador aseguró su pase directo al Mundial en el segundo lugar. Sin embargo, el traspié deja lecciones importantes para el campeón del mundo: el recambio generacional aún necesita consolidarse y la ausencia de Messi sigue pesando en los momentos de mayor presión.
Claves de la derrota
- Expulsión temprana de Otamendi: el equipo jugó más de una hora en inferioridad numérica, lo que obligó a replegarse.
- Falta de liderazgo en defensa: sin Messi adelante y con Otamendi fuera, el equipo perdió referencia y orden.
- Escasa generación de juego: el mediocampo no logró imponerse y las variantes ofensivas fueron previsibles.
- Dependencia emocional de Messi: aunque Scaloni busca alternativas, el equipo todavía muestra dificultades para mantener la intensidad sin su capitán.
El cierre de la eliminatoria deja una doble lectura: por un lado, Argentina ratificó su clasificación al Mundial como líder, con un plantel amplio y competitivo; por el otro, la derrota expuso falencias defensivas, desconexión en el mediocampo y la necesidad de acelerar el recambio generacional.
Más allá de lo anecdótico del resultado, Scaloni deberá trabajar en recuperar solidez y en darle confianza a los jóvenes para que la Selección pueda sostener su identidad aun cuando Messi no esté en cancha.