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Más de mil 400 sismos se han registrado en poco más de dos semanas en la región central de Guatemala como consecuencia de la actividad que inicio el 8 de julio y que afecto Escuintla, Guatemala y Sacatepéquez
Santa María de Jesús en Sacatepéquez fue una de las áreas más afectadas por los sismos que iniciaron el 8 de julio y que continúan registrándose en el país. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)
Desde el pasado 8 de julio, cuando la región central del país fue afectada por una secuencia sísmica que causó daños en varios departamentos, principalmente en Sacatepéquez, se han registrado más de mil 460 sismos, según el boletín emitido por el Servicio Sismológico de Guatemala (SSG), de la Universidad Mariano Gálvez, que también prevé que la actividad sísmica disminuya a menos de un sismo entre finales de septiembre e inicios de octubre.
Según el reporte, hasta las 18 horas del 25 de julio, la región central —que abarca Escuintla, Sacatepéquez y Guatemala— había sido sacudida por esa cantidad de movimientos telúricos, consecuencia de una secuencia sísmica iniciada a las 15.11 horas del 8 de julio. El evento principal fue un sismo de magnitud 5.6, ocurrido a las 15.41 horas.
El SSG señala que, antes del sismo principal, se registró un temblor premonitor de magnitud 4.8, así como 43 sismos precursores de distintas intensidades. Desde entonces, la red sísmica nacional ha contabilizado al menos mil 416 réplicas, una de ellas de magnitud 4.9 registrada esa misma noche.
Aunque la mayoría de los sismos detectados hasta el 25 de julio se han concentrado en Escuintla, Guatemala y Sacatepéquez, también se reportaron otros movimientos en regiones de México, Belice y El Salvador, que forman parte de esta secuencia sísmica.

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Los expertos del SSG explican que este fenómeno responde a una compleja deformación tectónica, que podría generar réplicas hasta octubre. Recomiendan a la población mantenerse alerta, pues, aunque se ha observado un descenso en la intensidad y frecuencia de los sismos, podría ocurrir alguna eventualidad que provoque alarma.
Dos sistemas de fallas activas
El estudio del SSG establece que la actividad sísmica registrada en julio no se debe a un único plano de fallas, sino a por lo menos dos sistemas geológicos activos. Guatemala se encuentra sobre las placas tectónicas de Cocos, del Caribe y de Norteamérica, que interactúan en la región centroamericana. La falla de Jalpatagua, a la que se atribuyen los eventos del 8 de julio, responde a la actividad entre las placas de Cocos y Norteamérica.
Aunque la frecuencia de los sismos mostró un descenso gradual tras los eventos del 8 de julio, el 25 de julio se detectó un nuevo repunte en la actividad sísmica, lo que rompió la aparente estabilización. Se registró un promedio de 26 sismos diarios, con variaciones entre 21 y 31 eventos por día.

Descenso a inicios de octubre
De acuerdo con el modelo matemático aplicado por el SSG —la Ley de Omori-Utsu, comúnmente utilizada para estimar la evolución de réplicas—, se prevé que la actividad sísmica disminuya a menos de un evento diario hacia finales de septiembre o comienzos de octubre.
Sin embargo, los expertos aclaran que ese cálculo es conservador y que el comportamiento observado podría prolongar la actividad sísmica más allá de esas fechas.
Actividad sísmica en Jocotenango
El boletín concluye que la secuencia sísmica de julio es una de las más activas y complejas registradas en Guatemala en los últimos años, y destaca la importancia de mantener un monitoreo permanente. También se informa que recientemente se ha detectado una nueva secuencia sísmica en Jocotenango, Sacatepéquez, que no está incluida en este informe, pero que refleja el alto nivel de actividad tectónica en la región. Por ello, se mantiene la vigilancia ante cualquier eventualidad derivada de estos eventos.
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Conclusión
En conclusión, el boletín del Servicio Sismológico de Guatemala indica que entre el 8 y el 25 de julio de 2025, se registró una importante secuencia sísmica en Palín, Escuintla, caracterizada por su duración, complejidad y por la magnitud del evento principal que fue de 5.6 grados. También indica que los movimientos telúricos mostraron un descenso progresivo que luego se estabilizó y cerró el periodo con un nuevo repunte. Este comportamiento se ajusta al modelo de Omori-Utsu, que proyecta más réplicas hasta inicios de octubre.
Además, indica que el análisis espacial reveló dos alineamientos de epicentros con orientaciones ortogonales (NE-SW y NW-SE), lo que indica la participación de al menos dos fallas activas. Resalta que no hay señales de actividad magmática, lo que confirma un origen tectónico dentro del arco volcánico guatemalteco, descartando así que se hayan originado a consecuencia de una actividad volcánica.
La secuencia que dio inicio el 8 de julio guarda similitudes con enjambres sísmicos previos, ocurridos en 2019 y 2023. Con estos detalles se refuerza la necesidad de continuar con el monitoreo continuo, ya que la interacción de varias estructuras geológicas sugiere una sismicidad prolongada y variable, con implicaciones importantes para la gestión del riesgo en la región, concluye el informe.
