Durante su discurso, el Papa hizo un llamado urgente para la liberación de los periodistas encarcelados por ejercer su labor informativa, subrayando que «solo los pueblos informados pueden tomar decisiones libres».
Además, instó a los comunicadores a «desarmar las palabras» para contribuir a la desmilitarización del mundo, promoviendo una comunicación que fomente la paz y evite discursos divisivos.
El Papa también expresó su preocupación por los riesgos de una «Torre de Babel» moderna debido a la confusión y polarización lingüística, abogando por un uso ético de la inteligencia artificial en el ámbito de la comunicación.
Finalmente, expresó su admiración por los periodistas que arriesgan sus vidas para informar desde zonas de conflicto, reafirmando su compromiso con la defensa de la libertad de prensa.
Este discurso marca un inicio significativo en el pontificado de León XIV, destacando su compromiso con la verdad, la justicia y la paz en la era de la información y la inteligencia artificial.