Con un diagnóstico adecuado y un tratamiento personalizado, es posible recuperar la confianza sexual, mejorar la conexión en la pareja y disfrutar plenamente del placer.
Foto: Freepik.
Redacción El País
La anorgasmia es una condición caracterizada por la dificultad persistente o recurrente para alcanzar el orgasmo, incluso con la estimulación sexual adecuada. Según Mayo Clinic, este trastorno puede afectar significativamente el bienestar emocional, la autoestima y la vida en pareja, aunque existen tratamientos eficaces que pueden mejorar la experiencia sexual.
Puede manifestarse como una ausencia total del orgasmo, un retraso importante en alcanzarlo o una disminución notable en su intensidad, a pesar de que exista excitación sexual y estimulación apropiada. Cabe destacar que no todas las mujeres buscan el orgasmo en cada encuentro sexual, por lo que, si no hay malestar asociado, no se considera un trastorno clínico.
La respuesta sexual femenina está influida por factores físicos, psicológicos y relacionales. Entre las causas más comunes de anorgasmia se encuentran:
- Psicológicas y personales: antecedentes de abuso, desconocimiento sobre estimulación sexual, imagen corporal negativa, sentimientos de culpa o vergüenza en torno al sexo, creencias culturales restrictivas, estrés o trastornos de salud mental.
- Relacionadas con la pareja: falta de intimidad emocional, conflictos no resueltos, poca comunicación sobre preferencias sexuales, infidelidad, violencia de pareja o disfunciones sexuales en la pareja.
- Físicas: enfermedades crónicas como diabetes o esclerosis múltiple, efectos secundarios de cirugías ginecológicas, uso de ciertos medicamentos (antidepresivos, antipsicóticos, antihipertensivos, antihistamínicos), consumo de alcohol o tabaco y cambios hormonales vinculados a la edad o menopausia.
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En cuanto al tratamiento, las alternativas incluyen intervenciones educativas, terapias sexuales y abordajes médicos. Algunas opciones son la educación sexual, enfocada en la anatomía femenina y las zonas erógenas, y la terapia cognitivo-conductual, para trabajar creencias limitantes y mejorar la comunicación sexual.
También se recomeinda la variación de posiciones sexuales con el objetivo de favorecer la estimulación del clítoris o el uso de dispositivos de estimulación, como vibradores o succionadores de clítoris, primero de manera individual y luego en pareja.
A su vez, los tratamientos médicos incluyen terapia con estrógenos (en mujeres con síntomas menopáusicos mejora la lubricación y el flujo sanguíneo vaginal cuando se aplica localmente) y terapia con testosterona (en casos específicos con niveles bajos de esta hormona puede mejorar la excitación y la capacidad orgásmica, aunque puede provocar efectos secundarios como acné, aumento de vello o alteraciones en los niveles de colesterol).
Los profesionales subrayan que la anorgasmia no debe considerarse un problema sin solución. Con un diagnóstico adecuado y un tratamiento personalizado, es posible recuperar la confianza sexual, mejorar la conexión en la pareja y disfrutar plenamente del placer, entendido como parte esencial de la calidad de vida.
En base a información de El Tiempo/GDA
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