«Marita» Verón podría estar en Paraguay. Así lo reveló su madre, Susana Trimarco, a más de 23 años de su desaparición, tras recibir un llamado telefónico desde el país vecino en el que le brindaron presuntas pistas que indicarían que su hija continuaría con vida, pero atravesando una situación delicada. «Tengo que averiguarlo, no me quiero ilusionar pero no puedo mirar para otro lado”, expresó la activista contra la trata de personas.
La joven tenía 23 años y era mamá de una nena de 2 cuando fue vista por última vez, el 3 de abril de 2002 en San Miguel de Tucumán, momento en que salió de su casa y nunca regresó. Su historia desnudó la existencia de redes de trata y explotación y las falencias en la actuación de las autoridades, convirtiéndose en un símbolo de la lucha. En 2007, Susana creó la Fundación «María de los Ángeles» para ayudar a sobrevivientes e impulsar leyes contra estos delitos.
A 23 años de la desaparición de Marita Verón
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Ahora, Trimarco contó en el programa El Avispero, emitido en la televisión tucumana, que «recibió un llamado desde Asunción» a la 1.30 de la madrugada y también le enviaron fotografías de una mujer en un pueblo que podría ser Marita. «Apareció una persona que está perdida de la cabeza, que anda comiendo de los basurales y que supuestamente es mi hija», expresó.
“Me hablaron con respeto, me dieron datos precisos. No sé si será cierto, pero lo tengo que investigar«, señaló Susana, que adelantó que la información ya fue enviada por sus abogados. «Pusieron en conocimiento a la Justicia Federal porque dentro de la causa están los ADN, están las huellas dactilares de mi hija para que verifiquemo», continuó explicando.

En ese sentido, dijo que «prefiere no mostrar» las imágenes que le enviaron, ya que la mujer que podría llegar a ser su hija “está en una situación horrorosa»: «Para mí, como madre, es un puñal en el pecho«, agregó. Según pudo conocer este medio, esta persona se halla en la ciudad de Capiatá, ubicada en el departamento Central del Paraguay, a pocos kilómetros de Asunción.
Por otro lado, puntualizó que al mismo tiempo se lleva adelante una investigación paralela de la mano de un equipo de antropología forense. «La buscan en los cementerios, imaginate mi situación. Es una manipulación psicológica que sufrimos todas las madres que tenemos estas situaciones tan terribles, difíciles que nos toca en la vida”, concluyó.
Caso Marita Verón: el juicio y los condenados
María de los Ángeles Verón fue raptada desde un automóvil en 2002 cuando había salido de su casa para ir al médico. Desde ese día, «Marita», que es mamá de Micaela -hoy en día tiene una edad cercana a la que tenía ella al momento de su desaparición-, fue intensamente buscada, pero nunca más se supo sobre su paradero.
La tenacidad de Susana Trimarco, que encaró una investigación por su cuenta, fue fundamental para recolectar pruebas y testimonios que llevaron a la justicia a actuar. De esta manera, se llegó a la conclusión de que había sido captada por una red de trata de personas del denominado «clan Ale«, que también operaba en La Rioja, para ser explotada sexualmente.

Después de más de diez años de proceso, la causa llegó a la etapa del juicio oral a comienzos de 2012, dictándose sentencia absolutoria para todos los acusados en diciembre de ese año. Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia de Tucumán revocó el fallo y condenó a los imputados, que recibieron sentencias de entre 10 y 22 años:
– Daniela Milhein: 18 años por retención y ocultamiento agravado para el ejercicio de la prostitución.
– Alejandro González: 18 años por los mismos delitos.
– Los hermanos José Fernando Gómez y Gonzalo Gómez: 22 años por retención y ocultamiento agravado.
– Domingo Andrada (policía): 17 años como partícipe de retención y ocultamiento.
– Carlos Alberto Luna: 17 años como partícipe necesario.
– Azucena Márquez: 15 años como partícipe necesario.
– Humberto Derobertis: 12 años como partícipe necesario.
– Paola Gaitán: 10 años como partícipe necesario.
– Mariana Bustos: 10 años por conocimiento y participación en el ocultamiento.
Además, la muerte de Irma Medina extinguió la acción penal en su contra y se mantuvo la absolución contra María y Víctor Rivero. Debido a diferentes planteos las condenas no quedaron firmes hasta 2017, cuando los acusados empezaron a cumplirlas.
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