A casi 24 años de la desaparición de Marita Verón, el nombre de la joven que sigue siendo buscada volvió a ocupar la agenda pública por la voz de su madre, Susana Trimarco.
Es que conmovida y directa, Susana contó en una entrevista realizada este miércoles que, en plena madrugada del martes, recibió un nuevo aviso que reabrió su ilusión de hallar a Marita: “Anoche a la 1:30 de la mañana recibí una noticia de Asunción del Paraguay, de un pueblo, donde apareció una persona que está perdida de la cabeza, que anda comiendo de los basurales que supuestamente es mi hija».
«Mira ese dolor. Esa llamada la recibí anoche a la 1 de la mañana y también llamaron a la fundación para que nosotros investiguemos esas cuestiones. Imagínate cómo puedo estar yo, una madre… Ya van a hacer 24 años de la desaparición de mi hija”, añadió esperanzada.

El relato llegó en medio de su descargo al aire de El Avispero contra difamaciones que, dijo, circularon sobre ella y sobre Marita. «Yo anoche no pude dormir. Me mandaron una foto que no la quiero presentar porque es horrorosa: la situación de esa mujer que para mí como madre es como que anoche me clavaron un puñal en el pecho…», deslizó.
«No puedo dormir pensando que mientras yo con la fundación ayudo a miles de mujeres, tenemos 360 asistidas que todos los meses retiran bolsones de comida, ayudamos a las chicas con ropa, alimento, todo lo que fuera, y que si supuestamente mi hija esté como una persona indigente comiendo de la basura”, explicó Trimarco.

El impacto de esa posible pista la obligó a Susana a poner orden en la ansiedad y, sobre todo, en el procedimiento. Según describió, entre otros pasos que se activaron: “Los abogados de la causa de mi hija ponen en conocimiento a la Justicia Federal porque dentro de la causa están los ADN, están las huellas dactilares de mi hija para que verifiquemos y veamos porque tenemos que investigar».
«Y por otro lado la están buscando a mi hija en los cementerios, están trabajando los antropólogos, así que imagínate mi situación, te dicen una cosa, te dicen la otra… Es una manipulación psicológica que sufrimos todas las madres que tenemos estas situaciones tan terribles, difíciles que nos toca en la vida”, describió la mujer.
La dirigente social también explicó por qué tomó contacto inmediato con su equipo y con la Fundación María de los Ángeles —organización que preside— para iniciar las verificaciones en paralelo: “Vamos a investigar, vamos a llegar a esta persona… llamaron varias veces con mucha insistencia, me llamaron a mí, llamaron a la fundación, escribieron en la página de la fundación, entonces yo consulté y bueno, tenemos que investigar y ver y saber si esa persona es o no es mi hija, porque está en unas condiciones inhumanas, es cuero y hueso esa persona en situación de calle y no está bien de la cabeza, pero es una mujer que es más o menos de la misma edad de mi hija, pero parece una persona ultrajada que está desfigurada. Es horroroso”.

En el registro íntimo de sus palabras se mezclaron esperanza y temor, dos sentimientos que la acompañaron desde el 3 de abril de 2002, cuando Marita fue vista por última vez en Tucumán.
Durante más de dos décadas, Trimarco sostuvo una búsqueda que derivó en procesos judiciales, en la creación de una red de asistencia y en una lucha contra la trata de personas que sumó herramientas estatales y voluntades privadas.
Hoy, frente a un llamado que podría ser una pista o un nuevo espejismo, la decisión fue la misma que sostuvo cada capítulo: investigar con método, preservar la dignidad de quien aparece en esa fotografía y esperar resultados periciales antes de cualquier conclusión.
Mientras se activaban las gestiones, Susana insistió en que el caso sigue interpelando a toda la sociedad: la necesidad de no viralizar imágenes que vulneren, de no adelantar veredictos y de acompañar con responsabilidad. En su voz, la memoria de Marita volvió a abrirse paso, con la esperanza de que la justicia —y la verdad— encuentren, por fin, su camino.





