Por Financial Times, traducido por María Gabriela Arteaga / Foto: Reuters I Publicado: 09:01
Por Michael Stott
La presión de EEUU sobre América Latina para que reduzca el comercio con China podría conducir a un desastre económico debido a la gran dependencia de la región del comercio con Beijing, según el jefe saliente del principal foro político que agrupa a 35 países de las Américas.
Luis Almagro, secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA) durante la última década, le declaró al Financial Times (FT) en una entrevista previa a su salida el 25 de mayo que el comercio con China era esencial.
“China es el mayor o segundo socio comercial de prácticamente todos los países latinoamericanos. Si eliminamos eso de la ecuación, tendremos un violento desastre económico regional”, afirmó.
La administración Trump ha estado presionando a los países latinoamericanos para que reduzcan sus relaciones con Beijing. Ha forzado la salida de Panamá de la iniciativa de infraestructura de la Franja y la Ruta, ha insinuado que aplicará sanciones comerciales a Colombia si se une a la Iniciativa Franja y la Ruta, e instado a México a reducir la inversión china en sus fábricas.
Pero Almagro, un diplomático uruguayo de 61 años que dejará su cargo este mes tras 10 años al frente de la OEA con sede en Washington, afirmó que «lo peor que le puede pasar a América Latina es verse obligada a elegir» entre EEUU y China. «Debe tener las mejores relaciones comerciales posibles con todos», afirmó.
Trump ha presionado agresivamente en su segundo mandato para reafirmar el control estadounidense sobre el Canal de Panamá, construido por EEUU y cedido a Panamá a finales del siglo pasado en virtud de un tratado internacional.
En su primer mandato, revivió la idea de la Doctrina Monroe, un concepto del siglo XIX que establecía que América Latina era una zona de influencia exclusiva de EEUU.
Almagro ofreció un sombrío análisis del progreso de América Latina en la última década. Los repetidos fracasos del liderazgo político han agravado los problemas de larga data de discriminación y desigualdad, frenando el progreso económico, afirmó.Colombiana Yuno quiere el liderazgo mundial en pagos digitales al triplicar ingresos y crecer 500% en 2025
La respuesta eficaz a los temas reside en «mejores democracias», dijo, con instituciones que funcionen adecuadamente, respeto al Estado de derecho, elecciones limpias, libertad de expresión, mayor igualdad social y menor discriminación.
En su Uruguay natal, a menudo considerado un ejemplo de desarrollo exitoso, la marginación de grupos como las madres solteras y los afrodescendientes no ha cambiado desde la independencia de España a principios del siglo XIX, afirmó. «Doscientos años después, tenemos la misma estructura social».
Durante su década en la OEA, un foro para la cooperación política y la promoción de la democracia y los derechos humanos en las Américas, Almagro fue conocido por sus críticas abiertas al gobierno socialista autoritario de Venezuela y a los gobernantes comunistas de Cuba.
Su partido izquierdista, el Frente Amplio, en Uruguay, lo expulsó en 2018 por alinearse demasiado con los esfuerzos de la primera administración Trump para forzar un cambio de régimen en Caracas mediante sanciones de «máxima presión».
Almagro se muestra impenitente y critica duramente lo que llamó el «muy pobre» desarrollo ideológico en América Latina en todo el espectro político. «Estamos atrapados en una confrontación personal entre líderes», afirmó. «Las ideas han desaparecido y las enemistades persisten».
Ni el venezolano, Nicolás Maduro, ni el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, son auténticos izquierdistas, afirma. «Llámalos dictadores fascistas y ¿en qué te equivocas? En nada». Pero es probable que ambos permanezcan en el poder, gracias a una «máquina represiva bien engrasada», afirmó.
Michael Shifter, expresidente del grupo de expertos Diálogo Interamericano en Washington, afirmó que Almagro heredó una difícil tarea en la OEA.
«El costo de su postura sobre Venezuela, por la que merece mucho crédito, fue que lo distanció de otros gobiernos», afirmó. «En su opinión, si diriges una organización multilateral, es necesario consultar y buscar consenso». El sucesor de Almagro es Albert Ramdin, exministro de Asuntos Exteriores de Surinam, una nación caribeña con 630.000 habitantes.
“El nuevo jefe enfrenta un gran reto, especialmente con EEUU”, declaró Shifter. “No está heredando una organización muy robusta”.