
En mañana de este 9 de julio se celebró en la Iglesia Catedral de Mar del Plata el Te Deum para dar gracias a Dios por el 209 aniversario de la Declaración de la Independencia.
El mismo estuvo presidido por el vicario general, presbítero Hernán David, y contó con la presencia de autoridades municipales, de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, y representantes de diversas instituciones, además de numerosos fieles y vecinos.
En su mensaje, el padre Hernán aseveró que “no hay verdadera libertad mientras haya personas descartadas, pueblos empobrecidos y personas sin derechos” y ehxortó a “tender puentes, y trabajar incansablemente por la promoción y la concreción de la tan necesaria amistad y diálogo social.”
“La libertad para ser verdadera no puede ser un fin en sí misma, para ser plena debe estar orientada al servicio de la verdad y del bien, debe alcanzar a todos sin olvidar o descartar a nadie”, afirmó, y recordó la enseñanza del papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social, en la que dice que ‘la libertad no puede reducirse a un individualismo egoísta, a una autonomía desvinculada del bien común’”.
Seguidamente exhortó a bregar por una “libertad que cure, que cuide, que levante y que comparta con quien más lo necesita” ante una sociedad que describió como “muchas veces signada por el desprecio o por la indiferencia frente al dolor de nuestro prójimo, como el de aquéllos que no llegan a cubrir sus necesidades básicas por la falta de trabajo o el magro ingreso laboral o la escasa jubilación, o quienes por múltiples exclusiones padecen situación de calle, o presos del flagelo de las adicciones ven destruidos sus proyectos de vida.” Y aseveró que “mientras haya hermanos al borde del camino, excluidos de una vida digna, no habrá verdadera libertad y paz social.”
Comentando el Evangelio que se proclamó, conocido como el de la “tempestad calmada”, el sacerdote invitó a “emprender con esperanza el camino de la libertad” y destacó “¿No es acaso esa barca una imagen de nuestra Patria? ¿No son el viento y la tormenta los dolores que atraviesan tantos hermanos y hermanas? Él está, y cuando lo hacemos parte del camino, cuando tomamos su enseñanza como propuesta de vida, la tormenta comienza a calmarse. No porque desaparezcan los problemas, sino porque nace una esperanza que organiza la vida. La fe, en medio del temor y la incertidumbre, es fuerza para seguir remando juntos.”
Seguidamente hizo alusión a los congresales de 1816 y recordó que “desde la ‘periferia’, en Tucumán, pensaron y soñaron la Patria.” “No desde las comodidades, sino desde la necesidad de justicia, de libertad y de dignidad. Si partimos desde las periferias actuales puede nacer una Patria nueva, verdaderamente libre”, afirmó y continuó “esa es la libertad por la que nuestros héroes de la Patria lucharon, y que se tradujo en la declaración de nuestra independencia. Una Libertad movilizada por la esperanza de una patria grande, casa de todos.”
“No tenían una mirada única, pero no hay duda de que todos y cada uno de ellos, respetando sus diferencias, tenían en claro que querían una Patria. Y que esa Patria estuviera libre de toda dominación. Y que esa Patria fuera justa y soberana. Solo honraremos a nuestros próceres si, como ellos lo hicieron para ir forjando nuestra Nación, tendemos puentes, y trabajamos incansablemente por la promoción y la concreción de la tan necesaria amistad social y del tan anhelado diálogo social. Solo desde ese punto de partida podremos, como nos exhortaba el cardenal Bergoglio, ponernos: “la Patria al hombro, esa Patria que necesita que cada uno de nosotros le entreguemos lo mejor de nosotros mismos, para mejorar, crecer, madurar”, destacó.
Finalmente animó a “trabajar juntos por una sociedad más justa, en la que todos sus miembros puedan desarrollarse plenamente reconociéndose hermanos los unos y los otros, así como parte de una misma comunidad, y de una misma Nación.”
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