Ayer contábamos el caso de La Rioja, donde, como en muchos actos previos a las elecciones, había grandes colas en la residencia oficial, no en el complejo de oficinas, sino en la residencia oficial del gobernador, donde se repartían algunos dicen 20.000 pesos, otros dicen 40.000 pesos, por persona. Antes de las elecciones y días anteriores habían estado repartiendo esos montos, más un pollo, en otras oficinas.
Pero bueno, yo me quería referir a otra cosa, que es esto que se conoce ahora en varias provincias, incluida Córdoba, que esta vez no va a haber pasajes gratis para ir a votar en el sistema interurbano, es decir, para viajar al interior o desde el interior de capital o entre localidades del interior, como ha habido siempre en otras elecciones.
Son varias provincias que esta vez no va a haber pasajes gratis: Santa Fe, Corrientes, San Luis, La Pampa, Río Negro, Tucumán. Algunas en las que sí va a haber son Mendoza, la provincia de Buenos Aires o Misiones, por ejemplo. Vamos a ver qué pasa en las elecciones, por ejemplo, si hay niveles de ausentismo, si es que llega a impactar o notarse en las cifras, niveles de ausentismo muy distinto en esos distritos.
Lo que sí me resultaba interesante, porque la verdad que nunca nos habíamos puesto a ver la cuestión, es la discrecionalidad que hay con esto: que en algunas elecciones o antes sí, ahora no. Se aducen razones de falta de fondos, de dinero para esto. Y también, bueno, que muchas veces se hacía un uso indebido de esto porque la gente aprovecha estos pasajes en realidad para visitar a alguien, y no necesariamente o no solo para ir a votar.
Pero, en todo caso, forma parte de toda esta ingeniería electoral de mover la maquinaria, los aparatos clientelares, que tiene dos principios básicos. Un principio básico es llevar a los propios a votar, a la clientela, y, por el otro lado, tratar de que los ajenos, o sobre los que vos no tenés influencias, no vayan a votar. Este es clientelismo por un lado, desmotivación por el otro.
Por ejemplo, acá en Córdoba, la jueza electoral, que todo el mundo se debe acordar, en la última elección de intendente y la última elección de gobernador anunció días antes que no se iban a aplicar multas por no ir a votar. Una cosa rara, porque el juez te está diciendo: «No voy a aplicar la ley». Fue una cosa extraña. Esos son como antecedentes de todas estas pequeñas grandes manipulaciones en el proceso electoral.
Yo digo, en el caso del transporte, la verdad que habría que revisar y dejar claro cómo es la cuestión. Personalmente me parece que no tiene que ser gratis el transporte, pero siempre, porque si no, vos podés hacerlo cuando te conviene, cuando no te conviene. Es eliminar esa discrecionalidad. Uno podría decir: «Bueno, votar es un derecho, no es una obligación». Si tenés ganas de ejercer ese derecho, o viajás vos, o cambiás el domicilio a tu domicilio real, así vas y votás como hace todo el mundo, y listo, y dejemos de lado todas estas normas que las hemos tomado por uso y costumbre como si fueran normas, pero después nos damos cuenta que no, no son normas, no son leyes. Que a veces sí, a veces no.





