Nada ocurre por casualidad. Todo pasa por algo. Cuando hablas de coolhunting, no se trata simplemente de seguir las modas o identificar lo que será popular mañana. Es, ante todo, entender el presente, descifrar el contexto y reconocer los patrones (semi)invisibles que anticipan hacia dónde vamos como sociedad. Porque cuanto más comprendemos el ahora —la vida de los consumidores, el pulso de la calle, lo que emociona o irrita al mundo—, más capacidad tenemos de adaptar productos, mensajes y servicios a las verdaderas necesidades de las personas. Los coolhunters no predecimos el futuro, pero sí detectamos las primeras señales.
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