La cantante Lissa Vera, amiga y compañera de Lourdes Fernández, asistió al programa de América TV, Sálvese Quien Pueda (SQP), para ofrecer detalles cruciales sobre la situación de violencia que vivió Lowrdez junto a su pareja, Leandro García Gómez. Lissa se presentó como una de las pocas personas, junto a la madre de Lourdes, que se «animó a denunciar» a pesar de saber que su amiga se enojaría o la dejaría de hablar, entendiendo que la persona que trata de «abrirle los ojos es tu primer enemigo» en estos casos.
Vera relató que intentó hablar con Lourdes, quien en un momento incluso intentó que Lissa se «reconciliara» con García Gómez. Lissa, sin embargo, dejó de hablar con él, marcando su postura porque considera que no es alguien que «vale la pena». Esta postura le valió tenerlo hoy como un «enemigo acérrimo» y «enemigo mortal». La cantante confesó que, si bien tiene la fuerza para salir y enfrentarlo, también siente miedo, ya que es «alguien que está fuera de sí» y que puede ser un peligro para ella.
Lissa Vera cree que, a pesar de las denuncias iniciales en 2022 y la intervención judicial, el vínculo entre Lourdes y García Gómez «nunca se cortó». De hecho, detalló que Lourdes había devuelto un botón antipánico que le había sido asignado.
La sumisión psicológica y las amenazas de muerte
En el desgarrador relato, Lissa y los panelistas enfatizaron la dinámica de poder y sumisión. Se remarcó que, aunque se ha hablado de que ambos podrían ser adictos, «hay uno solo que golpea que domina y que somete, y es él». El «monstruo» detrás de esta «catarata de maltrato» fue identificado como el consumo de cocaína y alcohol.
García Gómez ejercía una intensa manipulación sobre Lourdes. Él le hacía creer que ella era la culpable de sus «desgracias». Además, se reveló una gravísima amenaza: si él perdía la revinculación con sus hijas de un matrimonio anterior debido a las denuncias de Lourdes, él la iba a matar.
El control sobre Lourdes era absoluto. Se sabe que García Gómez actuaba como su mánager, cobrando los shows e incluso atendiendo con «otro nombre», llegando a cambiar su nombre o usar un alias. Lourdes, por su parte, cambiaba constantemente su línea telefónica, ya que presuntamente él se la «hackeaba» o controlaba su vida de manera «absoluta».
La tensión de las últimas horas y el rescate
Lissa insistió en que la gente no debe dejarse engañar si Lourdes sale a decir que está «del lado de él y que no pasó lo que pasó», ya que esto es lo que «generalmente sucede en estas situaciones» de sometimiento.
Aunque Lourdes fue rescatada y dada de alta, no quiso ir a la casa de su madre y se dice que está en la casa de una amiga. Lissa conoce su paradero y quién la está acompañando, pero aboga por darle espacio para que «sane de a poquito» y «baje a tierra» después de haber estado tanto tiempo encerrada.
Consultada sobre por qué intervino tan públicamente, Lissa concluyó que sintió que tenía que hacerlo porque, de lo contrario, «la historia iba a ser otra». La cantante agradeció el espacio y destacó la importancia de las amigas -como ella en este caso- que se animan a denunciar.





