Un hombre decidió hablar de manera pública acerca de un reciente problema de salud personal con el objetivo de concientizar a los demás al respecto. Él, según su relato, sufrió un inconveniente en su ojo que podría haberle causado la muerte.
El autor de esta anécdota se llama Jordan y es un ciudadano británico de 28 años, de acuerdo con información de medios locales. Este joven, oriundo de Cornualles ―un condado inglés que se encuentra ubicado en el extremo sudeste del país europeo―, dijo que a fines de marzo vivió un mal momento.
Un día, el 24 de marzo de este año, Jordan se despertó con dolor en uno de sus ojos. Enseguida, el joven creyó que tenía conjuntivitis. Esta afección hace referencia a la inflamación de la conjuntiva, la membrana transparente que cubre el interior del párpado y la parte blanca del ojo (capa blanca del ojo).
En aquel instante, el ciudadano británico remojó su ojo en agua y optó por esperar a que mejorara con el paso del tiempo. Por lo tanto, él tomó la determinación de llevar a cabo sus actividades habituales. Sin embargo, en vez de haberse curado, ocurrió todo lo contrario.
Al día siguiente, Jordan percibió que la zona afectada de su cara se encontraba aún más inflamada. «Mi párpado se hinchó muchísimo. Sentía que el ojo me iba a estallar«, declaró a través de una entrevista con la agencia de noticias local Kennedy News and Media.
24 horas más tarde, el cuadro empeoró. En esta oportunidad, el rostro del joven había aumentado de tamaño debido a la inflamación. «Tenía la cara enorme, tres o cuatro veces más grande de lo normal», afirmó Jordan.
Por su parte, la esposa del británico recordó que se preocupó por la salud de su ser querido. «La cara de mi marido estaba caliente al tacto y pude notar que su mejilla se había hinchado más todavía», aseveró ella en conversación con el mismo medio.
Cuál fue el diagnóstico del joven
A raíz de esta situación, la mujer le sugirió a su esposo que visitara un hospital para obtener un diagnóstico y seguir un tratamiento. Al cabo de rato, ante la insistencia de ella, Jordan terminó buscando ayuda de profesionales de la salud. Por lo tanto, el joven se dirigió a un centro médico local.

Una vez allí, el paciente fue sometido a una serie de estudios clínicos, incluyendo una tomografía computarizada y varias pruebas oculares. A continuación, según su explicación, los médicos le informaron que tenía una infección bacteriana: se trataba de celulitis orbitaria.
Qué es la celulitis orbitaria
«La celulitis orbitaria es una infección bacteriana en los tejidos blandos que rodean el ojo, dentro de la cavidad orbitaria (órbita). Causa dolor, decoloración de la piel e hinchazón desde la ceja hasta el pómulo. Puede hacer que el ojo se protruya (se desplace hacia adelante). También puede ocasionar fiebre«, comunicó el centro médico académico estadounidense Cleveland Clinic mediante una publicación de su sitio web oficial.
Por otro lado, la entidad de salud avisó en su su página web que la celulitis orbitaria puede traer consecuencias graves en quienes padezcan la afección.
«La celulitis afecta las capas más profundas de la piel y los tejidos subyacentes, incluyendo la grasa y los músculos. No infecta el ojo, aunque puede poner en peligro la visión al dañar los nervios y vasos sanguíneos que lo rodean. También, puede propagarse al cerebro o al torrente sanguíneo a través de estos vasos. Esto puede provocar complicaciones potencialmente mortales. Recibir tratamiento de inmediato puede ayudar a prevenir estas consecuencias», indicó Cleveland Clinic.
Por otra parte, el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS, por su sigla en inglés) aclaró en un artículo que la celulitis orbital suele originarse en mayor frecuencia por una infección de los senos paranasales. Desde allí, esta infección se propaga hacia los tejidos blandos del ojo, provocando la afección.

«La mayoría de las infecciones de celulitis orbitaria provienen de infecciones de los senos etmoidales. Suelen ser infecciones por estafilococos o enfermedad neumocócica. También pueden provenir de la piel de los párpados o la cara; infecciones de oído o infecciones dentales que se propagan; y lesiones oculares o traumatismos en el área alrededor del ojo», manifestó Cleveland Clinic.
Con respecto a Jordan, los especialistas del centro médico le dijeron que en su caso la bacteria pudo haber provenido de sus senos paranasales o la piel. «Los médicos me advirtieron que era una infección muy grave: podría haber perdido la vista o en el peor de los casos, muerto«, comentó a Kennedy News and Media.
Afortunadamente, el joven recibió un tratamiento con antibióticos de siete días de duración y logró curarse. En total, permaneció un día en el hospital, aunque debió hacer reposo en su caso durante una semana. «Los médicos me notificaron que tuve mucha suerte de haberme recuperado y haber recibido tratamiento antes de que el cuadro empeorara», expresó.

En la actualidad, Jordan considera que su esposa salvó su vida por haberle insistido que fuera de inmediato al hospital. «Fue un alivio«, reflexionó la mujer sobre la recuperación de su marido.
Por otro lado, el joven británico optó por generar conciencia al respecto. «Mi consejo para cualquiera que esté pasando por lo mismo es que escuche a sus seres queridos y se haga un chequeo. Nunca se es demasiado precavido», opinó.