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El futbolista tenía autorización de Justicia para retirar a sus hijas del departamento de la empresaria, pero nada se cumplió y en un nervioso compás de espera.
Mauro Icardi se presentó en el Chateau Libertador, edificio donde vive Wanda Nara junto a sus hijas, con la intención de retirar a Francesca e Isabella, tal como lo dispuso el juez Adrián Hagopian, pero todo esta transcurriendo de la peor manera.
La revinculación había sido autorizada por la Justicia luego una resolución reciente, que establecía que el futbolista podía pasar una semana junto a las niñas, bajo condiciones estrictas.
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En este contexto, el futbolista del Galatasaray se trasladó en su vehículo hasta el lugar y se mantuvo esperando en el estacionamiento del edificio. De todos modos, con el correr de las horas, las dos hijas que tuvo con la empresaria no bajaban.
La situación comenzó a complicarse cuando trascendió que Wanda Nara había entrado en una crisis de llanto dentro del departamento y no estaba dispuesta a acatar lo dispuesto por el juez. Según algunas versiones, Francesca e Isabella no querían irse con su papá al ver a su mamá en tal estado.
Por el momento, el operativo previsto para concretar el reencuentro entre padre e hijas quedó en un tenso compás de espera.
Icardi seguía aguardando en el subsuelo del edificio acompañado por sus abogadas, Lara Piro y Elba Marcovecchio. Mientras que podría intervenir la Policía ante la negativa de Wanda de acatar la orden judicial.
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Así fue que hace instantes ingresó personal policial vestido de civil para poder mediar. El mismo comisario expresó que llegó a dialogar con el equipo de seguridad del edificio. En mano, el grupo llevó un oficio.
“Intimese enfaticamente a Sra. Wanda Solange Nara a dar inmediatamente estricto cumplimiento a la entrega y vinculación paterno filial cautelarmente dispuesta el dia de ayer, bajo apercibimiento en caso de incumplimiento de disponer en el dia de la fecha la intervención de la fuerza pública, con personal policial femenino no uniformado, con facultades de ingresar a la vivienda, violentando en su caso cerraduras, y también de requerir la presencia del SAME de resultar necesario”.
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Por su parte, el delantero del Galatasaray se encontraba en la cafetería del complejo junto a sus abogadas Elba Marcovecchio, Lara Piro, personal del ministerio tutelar y un escribano del juzgado 106, parte del equipo de trabajo del magistrado Hagopian.
El grupo abandonó el bar y volvió a dirigirse al departamento. Marcovecchio saludó al comisario y la trabajadora social que llegó en el último grupo de personas, ates de realizar su intromición en el edificio.
Finalmente, lo que parecía ser una guerra mediática entre el deportista y la conductora, se convirtió en un campo de batalla legal que dejó de por medio a dos niñas que se muestran tenebrosas de un viaje inesperado a Turquía.