Con el fin de las facultades delegadas que la Ley Bases le dio al Gobierno para aplicar su llamada “motosierra” sobre el Estado, en la Cancillería seguían esperando un ajuste que reclamaba la Casa Rosada y que en realidad se fue aplicando en pequeñas dosis hasta el momento: menos recambios de diplomáticos en el exterior, embajadas sin embajador, menos ascensos, parálisis en el área política, donde las disruptivas medidas de Javier Milei requieren de firma de ministro a directores.
A esta hora, en el Palacio San Martín se comenta sobre las abruptas vacaciones que se tomó Eduardo Bustamante, un diplomático que había sido convocado por Diana Mondino para que fuera su vicecanciller y sobrevivió al desplazamiento de la economista por Gerardo,Werthein a fines de octubre.
Ocurre que todos lo dan por ido ya que en su lugar asumió temporalmente el también diplomático Juan Navarro, quien trabajó con el ex embajador argentino en China Sabino Vaca Narvaja, y entre los funcionarios de carrera le responden con más respeto que a Bustamante. Clarín consultó a la oficina de prensa de Werthein, pero no pudieron evacuar la consulta.
Hasta ahora, lo único cierto es que el lunes asumió su cargo como nuevo Secretario de Relaciones Comerciales Internacionales, el diplomático Fernando Brun, hasta recientemente embajador en Alemania. El embajador Luis María Kreckler asumió temporalmente ese cargo en medio de la crisis por el desplazamiento de Mondino, que también implicó el corrimiento de todos su equipos y entre ellos el ex secretario de Relaciones Comerciales Internacionales, embajador Marcelo Cima.
Kreckler volverá como cónsul a San Pablo, por ahora porque su poder sigue latente en el marco de las negociaciones comerciales de Cancillería y Economía con los Estados Unidos. Pero el funcionamiento del ministerio es siempre secreto desde que llegó Werthein al cargo. Clarín no pudo saber si el canciller sigue en Buenos Aires o viajó otra vez al exterior.
Brun y el embajador ante la India, Mariano Caucino, son quienes fueron a recibir al primer ministro de la India, Narendra Modi, el sábado pasado según se ve en la secuencia de imágenes. Al ministro se lo vio luego en la Plaza San Martín en la ofrenda floral que dejó Modi y luego en la reunión de Milei con el premier.
Desde el desplazamiento de Mondino como canciller y de las acusaciones de Javier Milei contra los diplomáticos como una supuesta “casta”, Werthein trató de sobrellevar su propia supervivencia. Le dio fuerte poder a los diplomáticos kirchneristas, a los que ya conocía anteriormente y se apoyó en ellos. También en el equipo que le proveyó Kreckler.
Los libertarios de pura cepa, como Santiago Caputo, son los rivales de Werthein. Entonces puso el ministerio en baja intensidad, paralizó el área política y se abocó a resolver las demandas comerciales del president Milei y de su hermana Karina, que se llevó a la Secretaría General de la Presidencia la Agencia de Inversiones que tenía en su momento Mondino.
Para el caso, el ministro dejó abierto hasta que llegue un nuevo gobierno el sumario que se les abrió a diez diplomáticos, todos de Mondino, por el voto en favor del levantamiento del embargo de Estados Unidos contra Cuba que terminó en el despido de la economista. «Es un sumario ideológico y porque hicieron su trabajo con la canciller de turno.No lo cierran por pánico al Presidente», se quejan en el gremio de los «diplos».
Bustamante sobrevivió pero siempre muy golpeado. Es uno de los sumariados, porque fue él quien con el área de Santiago Caputo dieron luz verde para que Argentina votara en favor de libre comercio, siguiera su tradición y apoyara el levantamiento del embargo en la ONU. Bustamante tuvo luz verde, en un hecho en el que estuvieron involucrados el director de Comunicaciones y tuitero de la Rosada, Juan Carreira, y el hoy Secretario de Civilización y Culto, Nahuel Sotelo, quien, como Ursula Basset, tiene posiciones ultraconservadoras. Estas no entonan con Werthein, con su equipo kirchnerista sus embajadores ante la OEA, ONU, y el cónsul en Nueva York. De hecho, es paradójico que, en el frente internacional, Werthein y su equipo terminaron haciendo lo mismo que Mondino y el suyo.
Hay quienes consideran que el vaciamiento del escritorio de Bustamante es sólo porque estará de vacaciones y no porque «está ido». Se lo vio por última vez en la despedida de la embajadora británica Kirsty Hayes, en el Teatro Colón, adonde asistió Clarín. Es militar de carrera además de diplomático y siempre sostuvo lo mismo: «cumplo órdenes». Así bloqueó hasta a sus colegas del whatsapp.
Y se sostuvo en las órdenes del jefe de Gabinete de Werthein, Ricardo Lachterman, quien representa muchas veces a la jefatura del Ministerio. Hay quejas e ironías de gobiernos extranjeros por este nivel de representación.
Al momento, la orden de la Rosada fue “limpiar” la cancillería del PRO que armó Mondino y mandar a su casa sin cargo a todos sus embajadores y no embajadores, entre ellos valiosos funcionarios de carrera sin funciones.
Entre tanto, hay muchos rumores, de nuevos potenciales embajadores en “pista”. Pero de ello no hay nada concreto. El diputado Fernando Iglesias, presidente de la Comisión de Relaciones, aparece como un posible embajador ante la Unión Europea, cargo vacante desde mediados del año pasado cuando el ahora embajador en Argelia, Atilio Berardi, fue inusualmente cambiado de funciones. Sin necesidad, dejaron la embajada ante la UE, que es una de las más importantes hace años, vacía.
Por su parte, la senadora Lucila Crexell sigue en carpeta para que le den una embajada. Y en lugar de Unesco, que causó fuerte polémica y luego se la “quedó” el embajador en París, Ian Sielecki, aspira ahora a ser nombrada como embajadora ante Canadá. Pero de eso no hay ninguna información confirmada.