En medio del furor por los thrillers europeos, Netflix acaba de sumar una producción neerlandesa que rápidamente escaló entre las más vistas de la plataforma. El imperio de Ámsterdam —una serie de siete episodios ambientada en el submundo del cannabis, el lujo y las relaciones rotas— se convirtió en uno de los títulos más comentados del momento.
La historia sigue a Betty Jonkers, interpretada por Famke Janssen, una exestrella pop que cambió los flashes del espectáculo por una vida de opulencia junto a Jack van Doorn, dueño de The Jackal, un imperio de cafeterías de cannabis tan rentable como polémico. Pero ese matrimonio, atravesado por excesos y silencios, se derrumba cuando Betty descubre que Jack tiene una relación con una periodista. La traición no solo rompe su mundo emocional: activa en ella un plan para quedarse con todo lo que su marido construyó.

A partir de ese quiebre, la serie se adentra en un terreno donde el glamour se mezcla con negocios turbios, amistades dudosas y secretos que salen a flote cuando el poder está en juego. Lejos de la imagen de esposa abandonada, Betty toma las riendas de la situación y se propone desmantelar la vida de Jack pieza por pieza, usando a su favor todo lo que sabe del negocio, sus alianzas y sus puntos débiles.
Detrás del drama sentimental convive un retrato de Ámsterdam como escenario dual: por un lado, una ciudad progresista y luminosa; por el otro, una red subterránea en la que las traiciones, la ambición y el dinero fácil dictan las reglas. Creada por Nico Moolenaar, Bart Uytdenhouwen y Piet Matthys, El imperio de Ámsterdam construye un universo donde cada personaje es dueño de una contradicción y donde la caída moral es parte del juego.
El elenco aporta contundencia al relato: Janssen lidera la historia con una interpretación feroz y vulnerable, mientras Jacob Derwig da vida a un Jack tan carismático como manipulador. La química tensa entre ambos sostiene gran parte del relato, acompañados por Elise Schaap y Jade Olieberg, quienes completan el triángulo de conflictos personales y empresariales.

Si bien la crítica internacional fue dividida, muchos coinciden en que el atractivo principal está en el duelo interpretativo entre Janssen y Derwig, y en la manera en que la serie combina crimen organizado, ambición empresarial y drama íntimo. Para Decider, “El imperio de Ámsterdam cabalga sobre la fuerza de la actuación de Janssen”, mientras que otros medios remarcan su ritmo ágil y la capacidad para sostener el interés capítulo tras capítulo, pese a los clichés del género.
Con siete episodios, una estética cuidada y un enfrentamiento matrimonial que se convierte en una guerra de poder, El imperio de Ámsterdam se consolida como una de las propuestas más adictivas del catálogo este mes.

