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La presidenta de la Sociedad Rural de la Tierra del Fuego, Lucila Apollinaire, expresó la preocupación creciente en la región ante la reciente resolución del gobierno nacional que permite el ingreso de carne con hueso a la Patagonia, una decisión que podría tener consecuencias sanitarias y económicas de gran alcance.
Desde marzo, los productores patagónicos vienen enfrentando el debate en torno a la modificación de las restricciones sanitarias. La resolución 180 del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) generó un amplio rechazo, logrando que se suspendiera esa medida hasta que se estudiaran sus implicaciones. Sin embargo, en junio, el gobierno nacional emitió la resolución 460, que autoriza la entrada de carne con hueso sin consultar previamente a las provincias afectadas, provocando protestas en toda la región.
Desconfianza y amenazas a la sanidad
Apollinaire explicó que las provincias de Río Negro y Santa Cruz ya han presentado amparos legales para frenar la medida, y que en toda la Patagonia también se trabaja en la elaboración de recursos legales similares. La principal preocupación se centra en la pérdida del estatus sanitario que la Patagonia ha mantenido durante años, un reconocimiento que diferencia a la región en los mercados internacionales por su producción orgánica, libre de vacunas y con controles sanitarios estrictos.
“Nos mintieron porque esas cartas de Chile y la Unión Europea no llegaron. Cuando por fin las tuvimos, la respuesta fue negativa, y se evidencia que se pierde gran parte del estatus sanitario del sur de Argentina”, advirtió Apollinaire. La pérdida de ese reconocimiento sanitario podría traducirse en la exclusión de mercados internacionales y en la disminución de las exportaciones, afectando directamente a los productores locales.
Impacto en mercados y la economía regional
La provincia de Tierra del Fuego, en particular, cuenta con un estatus sanitario destacado, siendo libre de aftosa sin vacunación, lo cual ha sido un pilar en la comercialización de su carne. La apertura sin restricciones podría poner en riesgo ese nivel y afectar la confianza de los mercados internacionales en los productos patagónicos.
“Todo el mundo busca carne orgánica, sin vacunas, sin cuestiones sanitarias cuestionables, y nosotros teníamos esa ventaja competitiva. La resolución 460 pone en riesgo esa posición”, advirtió la dirigente rural.
Además, la región enfrenta complicaciones logísticas ante un posible brote de aftosa, ya que Tierra del Fuego cuenta con solo dos frigoríficos para faena y depende de rutas chilenas para exportar ganado en pie. Un eventual brote podría impedir la salida de ganado en pie, afectando la producción y el comercio regional, además de generar una crisis sanitaria y económica.
Para Apollinaire la medida parece beneficiar a grandes frigoríficos de provincias como La Pampa y Buenos Aires, además de empresas argentinas y brasileras, en detrimento de la región patagónica. “Las decisiones sanitarias parecen tomadas bajo presiones políticas o económicas, sin tener en cuenta la salud pública ni la protección de los mercados internacionales”, afirmó.
Próximas acciones y esperanza en el diálogo
El próximo martes, productores patagónicos mantendrán una reunión en Buenos Aires con autoridades nacionales para exponer sus preocupaciones y buscar una solución que preserve la sanidad y los mercados de la región. La expectativa es que se entienda la gravedad de la situación y se actúe en consecuencia.