El interés es, sin duda alguna, el aspecto más llamativo de un préstamo hipotecario. Y es natural, pues cuanto más bajo es el tipo aplicado, más baratas son las cuotas que cobra el banco. Sin embargo, a menudo se pasa por alto que una hipoteca también puede tener otros gastos que, en conjunto, encarecen sensiblemente la financiación: las comisiones y, sobre todo, los productos del banco que hay que contratar para acceder a la oferta.
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