En un cuatrienio, el número de transacciones financieras digitales más que se triplicó en países de América Latina, revela un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El reporte Más allá del dinero en efectivo: la revolución de los pagos digitales en América Latina y el Caribe detalla que el número de transacciones digitales por cada 1,000 adultos en Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, México y Perú creció 3.3 veces entre 2019 y 2023.

El reporte recoge asimismo que la tendencia de digitalización financiera iniciada en 2020, derivada del inicio de la pandemia de Covid-19, no fue transitoria y ha experimentado un crecimiento sostenido. En este caso, el caso más notable fue Pix, el sistema interoperable de pagos inmediatos de Brasil, que alcanzó más de 150 millones de usuarios a tan sólo 3 años de su lanzamiento.
Crecimiento exponencial de pagos digitales y con tarjeta
El crecimiento es aún mayor si se considera un periodo más amplio, específicamente una década: el estudio recuenta que, para 2011, el número de adultos que realizó o recibió pagos digitales fue del 2.5%, pero para 2021 el porcentaje ya ascendía al 37.9%.

Durante el mismo decenio, se duplicó el porcentaje de personas que hicieron pagos digitales con cuentas bancarias tradicionales o tarjetas de crédito y débito.
Además, asienta que, en 16 de los 17 países incluidos en el Latinobarómetro 2023, al menos la mitad (50%) de los encuestados afirmó que prefería realizar pagos digitales en vez de transaccionar en efectivo cuando era posible. México fue la única excepción y el estudio recapitula que las principales barreras que el país enfrenta para su adopción son: escasa confianza en las herramientas digitales, capacidades digitales limitadas de los usuarios y analfabetismo financiero.

El reporte atribuye el éxito de la revolución de los pagos digitales en la región a dos factores, uno impulsado desde el sector privado y otro desde el público: “i) una oferta robusta de servicios financieros digitales respaldada por elevados niveles de conectividad e innovación en tecnologías financieras y ii) políticas que abordan fallas de mercado cruciales que limitan la competencia y la adopción de estas tecnologías”.
México: fomento del ahorro y data transaccional
Para el caso de México, la investigación sugiere que las tarjetas de débito podrían propiciar que las personas de menores ingresos ahorren más debido a que les infunden confianza en el sistema bancario. Específicamente para el país, los estudios también apuntan a que los datos transaccionales pueden mejorar la selección de los acreditados por parte de las empresas de tecnología financiera (Fintech), lo que amplía el acceso al crédito entre grupos tradicionalmente desatendidos.
Desafíos pendientes: interoperabilidad y coordinación
Pese al panorama halagüeño y generalmente positivo que describe, el estudio advierte que lograr la adopción masiva de los medios de pago digitales requiere eliminar dos barreras: la falta de incentivos si los usuarios de una red sólo pueden realizar transacciones con usuarios de la misma red o el hecho que las personas adoptan un producto de pagos digitales sólo si están familiarizadas con los demás usuarios, en un fenómeno conocido como complementariedad estratégica.
De ahí que los autores consideren que la interoperabilidad es la solución a la compatibilidad de las plataformas y la coordinación clave para que los 11 países de la región que ya han desarrollado un sistema de pagos inmediatos de bajo valor (FRPS, por sus siglas en inglés) lo lleven a buen puerto y no quede fragmentado.
Asimismo, recomiendan implementar políticas públicas que contemplen inversiones en infraestructura digital, regulaciones en favor de la competencia y continuar con la digitalización de los pagos de los beneficiarios de programas sociales.
El estudio concluye que los beneficios de la adopción casi universal de los pagos digitales en América Latina traería beneficios de eficiencia económica para los sectores público y privado, inclusión financiera para poblaciones desatendidas y el fortalecimiento de la economía formal en la región.