
Barcelona
El director de la policía catalana, Josep Lluís Trapero, ha visitado este lunes los estudios de RAC1 para ser entrevistado por Jordi Basté. Poco dado a conceder entrevistas, afrontó por primera vez en público el complejo y viciado debate entre delincuencia e inmigración. Y sin evitarlo, puso sobre la mesa y a los oyentes las cifras oficiales que desmontan el discurso tradicional. El 52% de los cerca de 8.500 reclusos condenados que hay ahora mismo en las cárceles catalanas, es de origen inmigrante y el resto autóctono. Pero esa misma cifra, prosiguió, tiene otra lectura más amplia y es que la inmigración representa el 18% de la población catalana. Es decir, el 0,3 de los inmigrantes está en prisión, lo que quiere decir que 1 de cada 333 inmigrantes está encarcelado por un delito. Para advertir que ese debate de la inmigración no puede llevar a, como está pasando, estigmatizar a toda una población migrante que, tal y como demuestran las cifras oficiales, no está delinquiendo.
Trapero ha enumerado las prioridades de trabajo de la policía catalana citando la multirreincidencia, la marihuana y las armas de fuego y blancas; además de las ocupaciones delictivas. Y ha reproducido el mensaje que hace más de una década que defiende, que hay determinados delincuentes -unos pocos que generan muchos problemas- que han hecho del hurto su forma de vida. Y al otro lado, las instituciones, no son capaces de adaptarse con la misma rapidez para atajar esas nuevas problemáticas, dile multirreincidencia, ocupaciones criminales o la producción de marihuana.
Mucho más seguro y tranquilo que cuando era entrevistado en su condición de major de la policía catalana, Trapero ha respondido a todas las preguntas sin evitar polémicas, desde los incidentes en la Vuelta ciclista, al uso de los teléfonos móviles, las teorías sobre el imán de Ripoll o las obras del Camp Nou por las que también le han interpelado. Incluso sobre si el fiscal general del Estado debía o no dimitir, admitiendo que no tenía los elementos necesarios para tener una opinión. Y recordando cuánto le dolía que durante los años en los que estuvo procesado por el 1 de octubre, tuvo que sufrir a todos aquellos que hablaron sin tener ni idea de lo que realmente él había hecho o dejado de hacer.
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También ha advertido que no se siente político, ni el suyo es un cargo político, sino que el suyo es un cargo de designación política, “que no es lo mismo”. Para admitir que nada le satisface más que el uniforme y hacer trabajo policial, que es para el que se preparó y que ejerció antes de aceptar la propuesta del president Salvador Illa de acompañar a la consellera Nùria Parlon en Interior.
Ha reivindicado más policías para hacer mejor el trabajo de prevención y se ha felicitado, con mucha prudencia, las últimas cifras delincuenciales en Catalunya, asegurando que en números globales la reducción es del 5,4%, con algunas tipologías en las que la reducción alcanza el 20 por ciento en los robos en el interior de establecimientos, o del 11 por ciento en los robos en el interior de domicilios.