El déficit de la hormona de crecimiento puede condicionar la salud y la vida de un niño si no se diagnostica y trata a tiempo. Aunque existen terapias eficaces y seguras, no todos los pacientes reciben las mismas oportunidades. Una investigación presentada en el Congreso de la Sociedad Latinoamericana de Endocrinología Pediátrica expuso una realidad preocupante: las niñas latinoamericanas acceden menos a estos tratamientos que los varones, con consecuencias físicas y emocionales duraderas.
Un estudio con más de 7.000 pacientes
El análisis incluyó datos de 7.770 niños y adolescentes de 12 países latinoamericanos. Los resultados mostraron que en 9 de ellos la mayoría de los tratados eran varones, llegando al 80% en Costa Rica y al 68% en El Salvador. Solo Argentina presentó una distribución equitativa.
La investigación utilizó una plataforma digital para monitorear adherencia, edad de inicio y características clínicas, revelando también que los tratamientos suelen comenzar tarde, hacia los 10 u 11 años, cuando lo ideal es diagnosticarlos y abordarlos de forma precoz.

El peso de los factores culturales
Los especialistas coinciden en que la estatura masculina se percibe como un atributo deseado en muchas sociedades, lo que favorece diagnósticos más rápidos y decisiones terapéuticas tempranas en los varones. En cambio, las niñas enfrentan más demoras, a pesar de que los trastornos de crecimiento impactan tanto en su salud física como en su autoestima y desarrollo integral.
Consecuencias de un inicio tardío
El endocrinólogo pediátrico Javier Chiarpenello advirtió que posponer o interrumpir la terapia puede traducirse en menor densidad ósea, predisposición a osteoporosis y alteraciones metabólicas en la adultez joven. Además, recordó que la adherencia es clave: omitir una aplicación semanal puede significar hasta cinco centímetros menos en la estatura final.

Un tratamiento seguro y efectivo
La hormona de crecimiento recombinante se emplea en casos de déficit hipofisario, talla baja idiopática, síndrome de Turner o insuficiencia renal crónica, entre otras condiciones. Con más de cuarenta años de uso clínico, su seguridad y eficacia están ampliamente respaldadas. Sin embargo, barreras administrativas, falta de información y trámites burocráticos complican el acceso en varios países.
Hacia un acceso equitativo
La Sociedad Latinoamericana de Endocrinología Pediátrica llamó a reducir obstáculos y garantizar igualdad en el tratamiento. Organizaciones de pacientes, como la Asociación Civil Creciendo en Argentina, remarcan que las desigualdades no solo afectan la salud, sino también la autoestima y la calidad de vida de miles de niñas.
El desafío, según los expertos, es claro: el crecimiento no puede ser una carrera con ventajas para algunos y barreras para otros.
Fuente: Infobae.