En medio del avance de la investigación por el triple crimen de Florencio Varela, una de las detenidas decidió hablar. Se trata de Celeste Magalí González Guerrero, de 28 años, quien rompió el pacto de silencio y brindó un testimonio que podría alterar el rumbo de la causa. En tanto, su abogado reveló una reciente denuncia que ella hizo desde la cárcel.
La mujer, quien subalquiló la vivienda donde fueron hallados los cuerpos de Brenda del Castillo (20), Morena Verdi (20) y Lara Gutiérrez (15), amplió su declaración indagatoria ante el fiscal Adrián Arribas, titular de la Fiscalía de Homicidios de La Matanza. Según su versión, los homicidios fueron el resultado de una venganza narco por el robo de 30 kilos de cocaína pertenecientes a Víctor Lázaro Sotacuro, alias “El Chato” o «El Duro».

La denuncia de Celeste Guerrero desde la cárcel
En diálogo con LN+, el abogado de González Guerrero, Daniel Giaquinta, reveló que su clienta decidió colaborar con la Justicia y brindó detalles: “Si nosotros llegamos a esclarecer este hecho fue por la voluntad de Celeste desde el primer momento. La iban a matar«.
«A ella y al chico de la pala los iban a matar. Ellos (por los asesinos) querían que aparezcan los cuerpos. El mensaje mafioso iba a llegar. Ella se escapó. Fue el eslabón suelto. Pequeño Jota le pidió la geolocalización para matarla. Ella no se lo pasó. Estuvo escondida. La madre gestionó y ella se entregó a la Policía. Desde el minuto uno dio toda la información”, relató el letrado.
Giaquinta añadió que su defendida continuó siendo amenazada incluso estando detenida:
“En el día de ayer se pudo neutralizar a un perona que estaba en la unidad penal donde estaba ella que la tenía amenazada. Hasta ayer ella estaba amenazada. Lo sacaron legalmente y ella declaró. La declaración de ella describe todo”.

Las explosivas declaraciones de Celeste Guerrero sobre el triple crimen narco
Durante su testimonio, la imputada aseguró que hubo una recompensa millonaria para ejecutar el crimen. “Matías me contó que a Julio (Pequeño J) alguien, que no sé quién es, le pagó un millón de dólares por lo que hicieron”, declaró ante el fiscal.
El dato sorprendió a los investigadores, que hasta el momento apuntaban a Pequeño J como principal organizador. Según la propia acusada, Sotacuro tendría un rol superior dentro de la red narco. “Yo tengo entendido que la que robó fue Brenda”, afirmó, y agregó que la joven habría sido el blanco inicial de la venganza.
El fiscal Arribas confirmó que la declaración de González Guerrero “vino a confirmar muchas cosas” y que su aporte reordena el mapa de poder dentro de la estructura criminal. Según explicó, la imputada “puso con un rol mayor a Sotacuro por encima de Pequeño J en una supuesta red de comercialización de drogas”.
Por su parte, Giaquinta remarcó que su clienta “aportó las piezas que faltaban”, pero insistió en que no pertenece al entramado narco. “No conoce los nombres, no está en la interna de la organización peruana”, aclaró, y agregó que si bien convivió con uno de los miembros de la banda, “no tuvo relación directa con el grupo criminal”.