El boxeo patagónico está de luto tras la muerte de Alan “Pili” Velázquez, un joven boxeador de Puerto San Julián, que falleció el pasado viernes en un trágico vuelco en la Ruta Nacional 3. “Era un pibe de bien, de barrio, con sueños como cualquier chico del sur”, lo recordó su padrino, Candy Uribe.
Velázquez tenía 29 años y hacía apenas dos meses había sido papá. Junto a su pareja, Florencia, celebraron el nacimiento de Ander el pasado 8 de mayo.
Su padrino, quien lo acompañó desde sus primeros pasos en el boxeo, destacó en una entrevista con La Opinión Austral que tenía «un físico privilegiado que lo llevó a pelear en Europa».
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El accidente ocurrió cerca de las 17:30, a 10 kilómetros de San Julián, cuando el deportista viajaba en su Volkswagen Gol Trend. Se dirigía a Buenos Aires para comprar insumos para su negocio.

Según las primeras pericias, el auto habría sufrido un desperfecto mecánico y volcó. Cuando llegaron los bomberos y el personal médico, Velázquez ya no tenía signos vitales.
Una vida marcada por el esfuerzo y el boxeo: triste adiós en Santa Cruz
Alan nació en Coronel Pringles, pero vivió toda su vida en San Julián. Su madre es una vecina conocida de la localidad patagónica y su padre adoptivo fue campeón sudamericano.
Desde adolescente mostró un talento natural para el boxeo. A los 17 años, su padrino lo llevó a entrenar con Mario Arano en Junín y su carrera comenzó a despegar.

Debutó como profesional en La Pampa, bajo la guía de Wilfredo Vilchez. Con trabajo y sacrificio, logró llevar su nombre al exterior.
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A pesar de los altibajos, Alan nunca dejó de soñar y entregarse al deporte. Peleó con el “Chino” Maidana como promotor y se subió al ring en Suiza, Francia, España, Ucrania y Gran Bretaña.
Su récord fue de 4 victorias, 21 derrotas y 1 empate. En tanto, su última pelea fue en diciembre de 2024 en Liverpool.
En Comodoro Rivadavia, enfrentó a José Vargas en un duelo inolvidable. Mientras trabajaba en la mina, se entrenaba para seguir compitiendo.
Sus allegados lo recordaron por su humildad y compromiso. “Los guerreros nunca mueren. Nacen para ser admirados en cualquier plano”, escribió uno de ellos en redes sociales. El último adiós será en San Julián. La comunidad toda mostró su acompañamiento a la familia.