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martes, septiembre 16, 2025

Tuvo un grave accidente en el Himalaya y sobrevivió 9 días solo y muy lastimado: «Comí insectos y tomé mi pis»

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Samuel Vengrinovich, un senderista estadounidense de 44 años, se encontraba escalando en el Himalaya, cuando se desató una feroz tormenta de niebla.

A pesar de que sus compañeros abandonaron la odisea, él siguió adelante, pero sufrió un accidente que lo dejó aislado y muy lastimado.

Así y todo, se las ingenió para sobrevivir durante 9 días, en medio de la inmensa nube de niebla, la altura, el frío y la escasez de alimentos.

Una invitación atractiva: el viaje de Vengrinovich a la India

Samuel Vengrinovich, de 44 años, nació en Houston, Texas, pero creció en la ciudad de Fremont, California, Estados Unidos.

En el 2015, sin embargo, se mudó a Israel, donde vivió hasta 2023, cuando decidió escapar de la guerra y volver a su país natal.

Desde entonces, tiene la intención de regresar al Estado judío, pero aguarda el momento en que finalice el conflicto bélico.

A principios de este año, había pensado en retornar pero, luego de que un amigo holandés lo invitara a India, cambió de planes.

Senderista desde joven, aceptó la propuesta que le hizo el neerlandés, que consistía en ir a escalar el Pico de la Luna en Hoz, la cumbre que, con 6574 metros, es la más alta de la subcordillera Himalaya Kishtwar, ubicada en los estados de Jammu y Cachemira y Himachal Pradesh, en el noroeste de la India.

Samuel Vengrinovich ya había escalado el Himalaya. Foto: Samuel VengrinovichSamuel Vengrinovich ya había escalado el Himalaya. Foto: Samuel Vengrinovich

Samuel ya había subido a ese lugar, y sabía que no era un gran desafío. En medio de la montaña, recordaba, hay un campamento base que ofrece comida y una tienda de campaña a los escaladores. Por tanto, solo llevó unas pocas cosas: un abrigo, una linterna frontal, un buzo, zapatos, y algo de comida.

Nada le hizo pensar que esa aventura, lejos de despejarlo, terminaría en una travesía en la que estuvo a punto de perder su vida.

Un grave accidente, un alimento particular y el falso rescate: cómo Vengrinovich sobrevivió en el Himalaya

Samuel Vengrinovich y su compañero de Países Bajos partieron hacia la zona india del Himalaya a principios de junio, para arrancar con su escala.

Pero en la mañana del segundo día de caminata, el 6 de junio, cuando se encontraban ya a varios metros, el holandés decidió abandonar el recorrido y bajar hasta el campamento, no sin antes avisarle a Samuel. Este último siguió con la odisea, acompañado por dos personas indias que había conocido en el lugar.

Sin embargo, pronto, todo cambiaría. Se desató una impresionante tormenta de niebla, que desorientó al estadounidense, y causó que los indios también detengan el trayecto. Vengrinovich, no obstante, continuó adelante.

Así, llegó a la cima, pero se cansó de esperar a los compañeros que se habían quedado atrás y, entonces, decidió bajar hasta el campamento, para encontrarse con su amigo holandés.

Vengrinovich bebió orina para poder sobrevivir. Foto: captura FB (Samuel Vengrinovich)Vengrinovich bebió orina para poder sobrevivir. Foto: captura FB (Samuel Vengrinovich)

La niebla era cada vez mayor, y Vengrinovich no veía nada. Sin embargo, obstinado,continuaba con el descenso, apoyándose en las piedras y guiándose por su intuición.

Hasta que un momento sucedió lo que era probable: perdió el equilibrio y cayó desde una elevada altura, golpeándose contra las rocas y lesionándose varias partes del cuerpo.

«Caí durante tres segundos desde la altura de un edificio de siete pisos. Aterricé en el hueco entre dos rocas. En el camino, atravesé un arbusto que me lastimó la fosa nasal, y de repente se hizo el silencio, pero me di cuenta de que estaba vivo y consciente”, detalló al medio israelí Ynet.

Tras el accidente, intentó levantarse, pero también se había lastimado gravemente el brazo y la pierna derecha, por lo que no pudo. De hecho, se salvó de morir gracias a que su mochila aplacó el golpe.

Su reacción inmediata, entonces, fue gritar para pedir ayuda, pero no obtuvo respuesta. Por tanto, asumió que pasaría la noche allí. Prendió su linterna, por si alguien se acercaba, y se acostó, aunque, por el dolor, no logró dormir.

A partir del día siguiente, arrancó su odisea de supervivencia, que duraría nueve días. Como pensaba que no lo buscarían, se levantó, aunque muy dolorido, y empezó a caminar.

No tenía celular ni comida, y solo una botella con un litro de agua. Se iba agarrando de las rocas con una sola mano, porque la otra estaba rota. No había margen de error, porque si volvía a caer, podría ser el fin.

Había decidido seguir bajando pero, luego de un par de días, cambió de idea y, increíblemente, volvió a tomar camino hacia arriba, con la esperanza de que en la cima podría encontrar gente.

Para este momento, ya se había tomado el litro de agua que tenía y comido los pocos alimentos que cargaba en su mochila. Por tanto, y con el objetivo de sobrevivir, n obtuvo más remedio que beber y alimentarse con lo que estaba a su alcance.

«Durante todo ese tiempo, además de hojas, comí insectos. Escarabajos, mariquitas, hormigas —cualquier cosa con proteínas que sabía que mi cuerpo necesitaba—. En ciertos momentos, mi cuerpo anulaba la sensación de hambre, pero no podía ignorar la sed, por lo que orinaba en una botella y me tomaba el pis«, dijo Samuel a Ynet..

En el quinto día de la supervivencia, Vengrinovich logró escuchar el murmullo del agua, y empezó a imaginar cómo tomaría ese líquido, después de tantos días en los que había consumido su propia orina. Pero al lograr visualizar el río, concibió que sería imposible llegar a él, por lo que sintió una desilusión muy grande.

A pesar de este nuevo revés, Vengrinovich decidió no rendirse. Siguió ascendiendo, arrastrándose, hasta que, al octavo día, llegó la salvación. O al menos eso creía.

Pudo divisar el vuelo de un helicóptero y le hizo todo tipo de señales, pero este no logró verlo. Más adelante, el estadounidense se enteraría de que el vehículo lo había mandado su familia, pero que no lo pudo ver debido a que voló demasiado alto.

Al día siguiente, el noveno, cuando ya estaba verdaderamente cansado de luchar, llegaría el auxilio. Y esta vez de verdad.

Es que como un milagro, logró encontrar un pueblo, específicamente el templo de este, donde merodeaban tres personas. Samuel empezó a llamarlos desesperadamente y, después de una hora, cuando pudieron entender que decía, los lugareños acudieron en su auxilio.

Más tarde, llegaron adonde él estaba más hombres, para ayudar en el rescate. Cuando los vio, el senderista rompió en llantos. Estaba, increíblemente, a salvo.

Después de un tedioso descenso de la montaña, lo llevaron al templo y, luego, a un hospital público de la región, donde logró reponerse.

Redacción

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