Un partido intenso y con resultado justo se dio en Sarandí entre dos que perdieron en el debut y no vieron mal el punto para empezar a caminar el 2023. Dos con otras similitudes, de las que dan letra para la sección apostillas de un diario: coincidieron con la cinta de capitán en sus arqueros, y en la publicidad de una empresa de préstamo de dinero de La Plata (el local la lleva en el pecho y el visitante en el lomo). Dicho sea de paso, en la platea se vio a su propietario, el ex futbolista Jorge “El Colo” Reina. Otros dos delanteros retirados también se acomodaron en los asientos del estadio “Julio Grondona”, los dos con mismas iniciales y queridos por el hincha albirrojo, MP (Mariano Pavone y Mauricio Piersimone).
Pero había una sorpresa y tenia que ver con nuestra historia rica en la tierra de los tricampeones del Mundo. La Copa pasó por Sarandí, y la tuvo uno de los ídolos que la conquistara hace 36 años, Jorge Burruchaga, surgido como juvenil en esta casa. Junto a él, Julio Ricardo Grondona, el histórico presidente del «Viaducto» e hijo del desaparecido Julio Humberto Grondona, Presidente de la AFA en la segunda estrella lograda con Bilardo en el banco).
A los ocho minutos del saque, se observó uno de los goles que es un manual del fútbol moderno, una jugada preconcebida, con salida organizada desde el área propia, once pases sin que ningún rival pueda acercarse, y por allá un centro, Rollheiser que hace un baile en el aire y en elegantísimo taquito la cede hacia el medio por donde Matías Godoy llegaba como un tren: bomba con alma y vida, una bola imparable para el pelado Medina: 1 a 0.
Al memorioso y amante de la historia Albirroja no se le pasó por alto: «Este gol tiene similitud con aquel de Trobbiani a Vélez, que la tocaron casi todos y el pase gol fue de taco, de Trama». Fue muy similar tanto que sucedió en el primer tiempo y sobre el costado izquierdo del ataque. El programa de TV “Todos los goles” lo eligió el mejor de la temporada. Sucedió el 17 de octubre de 1982. Para verlo otra vez… y en el arco estaba Pumpido.
Lo bueno dura poco. Otros ocho minutos exacto pasaron para que Arsenal la emparde con otro verdadero golazo, de Toloza, que le pegó desde treinta metros, anotando su primer gol como profesional. Andujar cayó de su vuelo y cuando levantó su metro noventa y cuatro, puso la mirada en el cielo como quejándose del sol: ¿lo habrá molestado? Tranquilo, arquero, era un misil de guerra: 1 a 1.
Anecdotario del primer acto: se quebró el palito del banderín de esquina (alivio para tomar agua y para que los técnicos ajusten alguna cosita); el VAR llama para un “chequeo de penal”; y como se va diluyendo el ritmo, en la transmisión de TNT Sports hay espacio para contar el palmarés del 9 local Luis Leal (“jugó en 17 equipos de 9 ligas distintas”)… No le hace honor al apellido. Tan Leal no es.
Punto y aparte. El segundo tiempo será más lento, más friccionado, y solo los destellos de Rollheiser mantendrán la llama albirroja que buscaba la victoria. La zurda del suarense es formidable y remonta a los ochentosos a pensar en el Bocha Ponce. Benjamín tomó cada tiro libre y los de esquina, pedía el cuero y cuando lo tenía cerca del área y en movimiento sacudía, como pasó a los 27 minutos: la cara del arquero era de preocupación con el 10 de los blancos.
En la estadística de los remates, Estudiantes va a ganar por puntos: 18 a 10 (9 a 3 de los que se cuentan “al arco”).
Los últimos quince minutos finales estaban para cualquiera, una suma de cansancio, errores y cambios. Se metió José Sosa en una curiosa situación ya que el cuarto árbitro modificó en unos segundos el tablero; primero tecleó 7 x 5 (salía Ascacibar) cuando de repente alguien en la cancha levantó una mano (Jorge Rodríguez, que ya no podía pisar). La sustitució fue por el 30 y se quedó el 5.
El «Arse» tuvo en cancha a seis de sus refuerzos y entraron otros dos, o sea, ocho nuevos. Uno de ellos, Tomás Sives, hasta el 2020 jugó en la Liga Chascomunense de Fútbol (se inició en el Atlético y saltó a la Primera en Deportivo Chascomús). Tomás la pudo embocar dos veces, pero un potente remate hizo trabajar a Andujar, y una bolea la calzó defectuosamente.
La última oportunidad será del que pegó primero. Piatti sacó un centro con admirable precisión que vio volar por el área a Méndez y su cabezazo (en el minuto 89) se metía en el ángulo superior izquierdo, pero allí llegó el manotazo del arquero. Mauro todavía no pudo hacer ese gol que le coquetea desde su arribo al Pincha, 16 partidos y ninguna flor.
Fue final y al instante la televisión manda un videograph con suma frialidad, como para calentar al hincha: “Estudiantes lleva 13 partidos sin ganar de visitante”. Fríos datos que no contemplan procesos, recambios y etapas como la que recién amanece en La Plata con Abel Balbo, quien valoró «los 35 minutos de un nivel alto».
Lo de este sábado puede verse como un punto de partida. Se viene la Copa Argentina y el lunes 13, a las 20, el equipo vuelve a jugar por la Liga en 1 y 57, ante Lanús.