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Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|Un ejemplo que se debería multiplicar.
En tiempos en que la burocracia estatal se ahoga en su propio papeleo y la política se enreda en discursos vacíos, existe en Uruguay un ejemplo vivo de que la sociedad civil organizada, libre y creativa puede más que cualquier decreto o ministerio.
Hablo de TECHO Uruguay. Una organización formada mayoritariamente por jóvenes voluntarios que, sin esperar la autorización de ningún burócrata, sin pedir permiso a ningún político y sin cargar a los ciudadanos con nuevos impuestos, ha logrado lo que el Estado lleva décadas prometiendo: viviendas para quienes más las necesitan.
Desde 2003, han construido más de 3.700 hogares de emergencia en 380 asentamientos, movilizando a 29.000 voluntarios y transformando vidas con rapidez, transparencia y eficiencia. No se trata solo de poner un techo; se trata de dar esperanza, dignidad y la certeza de que cuando la libertad y la acción ciudadana se combinan, los cambios son inmediatos y palpables.
Mientras el aparato estatal discute licitaciones, crea comisiones eternas y redacta planes que nunca llegan a ejecutarse, TECHO levanta en días lo que otros no logran en años. Su modelo de acción, basado en el relevamiento directo, la participación comunitaria, la rendición de cuentas y la ejecución sin trabas, debería ser un faro para todas las áreas donde el Estado fracasa: salud preventiva, infraestructura rural, educación técnica, cuidado ambiental, seguridad comunitaria.
Por eso, planteo abiertamente:
-Que esta forma de trabajo sea reconocida, apoyada y replicada.
-Que se generen incentivos reales para que empresas, ciudadanos y organizaciones aporten tiempo, recursos y conocimientos a iniciativas similares.
-Que el Estado, en vez de competir y entorpecer, aprenda de estos modelos, ceda espacio y coopere.
Si queremos un Uruguay donde las soluciones lleguen a tiempo, debemos apostar por más TECHO y menos despacho. La acción ciudadana libre, respaldada por la sociedad y no sofocada por la burocracia, puede transformar nuestro país más rápido y mejor que cualquier promesa electoral.
Hoy, apoyar a TECHO Uruguay no es solo un acto de solidaridad; es una declaración de principios. Es afirmar que la verdadera fuerza transformadora nace de la libertad, la organización y el compromiso ciudadano. Y es, también, exigir que este ejemplo se multiplique en todos los rincones donde el Estado ha fallado.
A vos, que leés estas líneas: no esperes a que otros lo hagan. Sumate como voluntario, aportá lo que puedas, vinculá a tu empresa o emprendimiento, doná recursos, tiempo o ideas. Porque cuando los uruguayos nos unimos y actuamos, la realidad cambia… y cambia ya.
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