Las habitualmente felices Festes de Gràcia vivieron un domingo abrupto, con el incendio de la portada de la selva maya del carrer Verdi y el robo de gnomos y hadas decorativos del carrer Fraternitat de Dalt. Desgraciadamente —y particularmente después de esta última semana de drama en el noroeste peninsular—, no se puede recuperar lo que se ha llevado el fuego, pero sí advertir si algún amigo de lo ajeno tiene algo que no es suyo. Eso fue lo que sucedió el domingo con uno de los gnomos del carrer Fraternitat de Dalt. Tras leer en La Vanguardia la noticia del robo y la vandalización de la decoración de la calle, la dueña de un bar vecino del barrio se dio cuenta de que un grupo de chicos que estaba en su negocio tenía en su poder un gnomo idéntico a los desparecidos. Por alguna razón, consideraban divertido “llevarse de fiesta” a la figurilla hurtada. La dueña del bar lo recuperó y devolvió a la comisión del carrer Fraternitat de Dalt, que fue así testigo de un bonito y feliz gesto de fraternidad vecinal.
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