Cuando una especie foránea se instala en un ecosistema, las consecuencias pueden ser impredecibles. En el Golfo San Matías, una ascidia proveniente de Asia ha sido detectada en altas densidades, lo que ha encendido las alarmas entre los científicos.
Esta especie, Styela clava, no solo ha demostrado una gran capacidad de adaptación, sino que también podría representar un desafío para el equilibrio ecológico y las actividades económicas de la región.
¿Qué es Styela clava y por qué preocupa a los científicos?

Styela clava es una ascidia, un invertebrado marino que, aunque a simple vista puede parecer una esponja, está más emparentado con los vertebrados. En su fase adulta, se fija a superficies duras como rocas, muelles y embarcaciones, formando colonias densas.
Originaria del este asiático, esta especie ha sido introducida accidentalmente en diferentes partes del mundo, alcanzando densidades de hasta 1000 individuos por metro cuadrado en estructuras artificiales. Su resistencia a cambios ambientales extremos, como variaciones de temperatura y salinidad, la convierte en una competidora formidable dentro de los ecosistemas que invade.
Un estudio para entender su impacto en el Golfo San Matías

Desde 2018, científicos del Centro de Investigación Aplicada y Transferencia Tecnológica en Recursos Marinos “Almirante Storni” (CIMAS-CONICET) han estado estudiando la dinámica poblacional de Styela clava. A través de muestreos mensuales en distintos puntos del golfo, analizaron su crecimiento, distribución y relación con el ecosistema.
Los resultados confirmaron que la especie está presente durante todo el año con densidades considerables en ambientes naturales. También se observó que su crecimiento y reclutamiento son más intensos en ciertas áreas, lo que sugiere que su expansión está influenciada por las condiciones ambientales del lugar.
¿Cómo podría afectar al ecosistema y a la economía local?

Uno de los principales riesgos de Styela clava es su capacidad para adherirse a cultivos de mejillones y ostras, lo que podría impactar la producción y generar pérdidas económicas. Además, su presencia en estructuras artificiales como puertos y marinas puede requerir mayores esfuerzos de mantenimiento y limpieza.
Por otro lado, su resistencia a condiciones adversas y su túnica coriácea la hacen difícil de erradicar. Su proliferación podría alterar la composición de las comunidades marinas y desplazar a especies nativas, afectando la biodiversidad del golfo.